José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

Es lo que digo a mis alumnos cuando ahora, a final de curso, me dicen que preparan los últimos exámenes de su carrera o me hablan de su graduación.

Empezaron conmigo cuando eran pequeños, se han hecho mayores alrededor del Judo, y como decía mi madre, cuando una de sus alumnas acababa la carrera y se colocaba: “Otra escudillada”, Ahora han terminado sus estudios, e inician su andadura.

Me encuentro que “sin enterarnos”, entre mis alumnos se han formado médicos, fisioterapeutas, informáticos, psicólogos, directores y gestores de empresas, abogados, ingenieros, también algún militar, bombero y policía, en definitiva “gente importante”.

Y los quiero señalar como gente importante, no por lo que han estudiado y han conseguido ser cada uno de ellos, sino por cómo lo son, y cómo ejercen su trabajo, que ayudándose del Judo y de lo que el Judo les ha aportado, han conseguido sacar sus estudios, centrarse y asentarse en la vida e iniciar su camino.

Y aun sintiéndonos felices de verlos “escudillados”, y asumiendo nuestra aportación en su formación, tenemos que reconocer que la mayor parte de responsabilidad no nos pertenece.

Los principales responsables de ese recorrido son ellos mismos, sus padres y sus familias que les han apoyado, y la otra parte ha sido de alguna manera, el circulo del que se han rodeado, que en este caso ha sido el mundo del Judo.

Y allí entramos nosotros. Los Profesores de Judo nos encontramos detrás. En un momento determinado sus padres pensaron todo lo que el Judo como disciplina les podía aportar, y nos los trajeron.

Nos confiaron, lo que era más importante para ellos, sus niños, y sus niños empezaron a crecer alrededor del Judo.

El otro día mi hermana Pilar que ha sido toda su vida, como fue nuestra madre, profesora de Lengua y Literatura y lee mis artículos, me dijo que, entre sus papeles, había encontrado uno, que le había gustado mucho, y que hablaba de cómo el Judo influía en nuestros niños. Le dije que me dijera cual era, y no recordaba el título. Al llegar a casa lo encontró y me dijo el título: “El cerebro de nuestros judokas cuando son niños”, lo busqué y al volver a leerlo recordé muchos ciclos vividos, y sentí una ternura increíble recordando momentos vividos con mis alumnos, que todos los Profesores de Judo, seguro que podemos llegar a recordar y sentir en nuestra vida.

Estando con Saúl Crespo, que es otro de mis niños que este año termina sus estudios, y hace unos días tuvo su graduación, comenta, me hace notar y me plantea, si soy consciente de, en cuantas vidas, en cuantos “niños” he podido influir a lo largo de mi vida, en tantos años “repartiendo Judo”, y de la importancia que he podido tener.

Volviendo a casa pienso en la importancia que podemos tener los Profesores de Judo y hasta que punto somos imprescindibles y necesarios.

Y la respuesta que me sale es que, imprescindibles ninguno. Necesarios, en muchos casos, si que hemos podido ser.

Y más que necesarios, “influencers”, (qué poco me gusta este término), y que tanto se dice ahora.

Porque imprescindibles y necesarios en una familia, y ante unos hijos son los padres, responsables de la educación, funcionamiento, y mantenimiento del núcleo familiar.

Los Profesores de Judo podemos haber ejercido una importante influencia en nuestros niños, que hemos llegado hasta ellos por la importancia que el Judo ha tenido en sus vidas, y nos ha permitido, porque al gustarles tanto, hayan idealizado al “tenedor del Judo”, en este caso, nosotros.

Y al volcarse ellos en nuestra pasión, el Judo, y sentir la confianza que nos regalaban, hemos llegado a querer a nuestros niños, y en muchos casos, hemos ejercido o por lo menos así lo hemos sentido, y hemos hecho por ellos, mucho más de lo que en muchos casos hubieran hecho, o hacían sus padres.

Y al pasar los años, nosotros seguimos con nuestra ilusión, y ellos con el Judo metido en sus vidas, han llegado a conseguir sus objetivos.

Y nos encontramos, nosotros y ellos en otra situación, momento a que, el paso del tiempo y la dedicación nos ha llevado. Y todo esto ¡sin enterarnos!

Y a continuación añado el artículo que gustó tanto a mi hermana Pilar: “el cerebro de nuestros judokas cuando son niños”, y que Alfonso Escobar, responsable informático de la Española, subió, hace no tanto, en la página de la Federación.

LEER: «EL CEREBRO DE NUESTROS JUDOKAS CUANDO SON NIÑOS»