Tenemos que entrenando, trabajar esta situación y hacer entender a nuestro competidor que al otro no le toca nunca. 

Una vez que uno ha marcado tiene que saber aprovecharse de la situación. ¿Cómo? Manteniendo la misma actitud aunque asumiendo menos riesgos y dado que el rival al ir perdiendo deberá atacar, hay que aprovechar todas las oportunidades que nos ofrezca.

Cuando nuestro pupilo ha marcado, tiene que continuar igual y si puede, volver a marcar. Si esta saliendo todo bien, ¿para que cambiar?, tiene que seguir todo igual. 

En un combate no es una vez cada uno y no hay que dar opciones. Porque aunque los ataques del contrario no sean especialmente peligrosos para derribarnos, nos puede lesionar. Y no hay que dar la ocasión.

Cuando nuestro competidor ataca y tira, la indicación apropiada que tenemos que dar es que  ¡te vuelve a tocar!, ¡tu otra vez!, y trabajar esto en cada entrenamiento y en el club puede llegar a resultar duro.

Pero “se compite como se entrena” y por ello esta situación hay que trabajarla y seguro que el entrenamiento resulta duro para aquellos que no son especialmente los más fuertes pero “el que algo quiere algo le cuesta” y si el objetivo es tener resultados en competición, en el momento de entrenar hay que hacerlo.

Porque el objetivo en competición es ganar: “en guerra no hay segundo”, decía en un curso el maestro Chung.

Y aunque resulte duro, poco a poco el nivel del grupo ira subiendo y todos se verán beneficiados de esa actitud y de esa forma de entrenarse. 

Tratando este tema en enero de 2010 Jesús Asensio colgó un artículo que le mandé titulado “Es bueno para todos”, que retrata esta situación, y que expongo a continuación:

 

 Es bueno para todos… 

En mis clases y entrenamientos siempre suele haber distintos niveles. Nivel de edad, pues trato de que los más jóvenes se vayan integrando y practiquen con adultos y nivel  de intereses pues siempre están los que se entrenan porque les gusta competir y los que simplemente vienen al club para relacionarse, practicar Judo y mantenerse en forma.  

Desde hace tiempo he defendido y defiendo que hay que saber trabajar con todos y que de todos y con todos, se puede aprender y practicar.

También durante mucho tiempo en el momento del randori cuando hay mucha diferencia de peso o de técnica, o cuando un competidor adulto se pone con un pequeño o con alguien mayor, siempre advierto, “que es un niño…” o “que es ligero…” o “que es un veterano…” 

Y procuro, hasta donde puedo para que todos, practiquen a gusto y aprendiendo Judo, salgan de la clase o del entrenamiento, contentos, satisfechos y con buenas sensaciones. 

A mi regreso esta última vez que he estado en Japón, después de ver entrenarse a los japoneses y después de ver como practicaban con mi gente, soy consciente de que ha cambiado mi forma de ver las cosas.

Sostengo que de todos se puede aprender y que con todos se puede practicar y progresar. Considero que lo más importante para un judoka es no lesionarse y que para eso el judoka fuerte y de mayor nivel tiene que, a pesar de hacer fuerte, ser responsable y tener un “cuidado exquisito” en el momento de practicar, pero también entiendo, con todo lo duro que puede resultar, que es “todo un lujo” para los más jóvenes, más ligeros, menos fuertes o de menos nivel tener judokas fuertes en el entrenamiento que se muestren intratables en el momento del randori y no tener que “salir de casa” para entrenarse bien.

Muchas veces buscando un entrenamiento más intenso y eficaz, nos desplazamos a otro club, a otra ciudad, incluso a otro país donde podemos encontrar rivales más fuertes. Por eso aprovechar a los más fuertes del club es importante.

Al judoka fuerte del club también le conviene mostrarse intratable. Es valioso para él practicar y aprender en los entrenamientos a acostumbrarse a trabajar y a mantener esa actitud para saber emplearla en el momento de competir… “se compite como se entrena…”

La progresión natural en Judo, practicando con adversarios más fuertes, comienza por caer constantemente, continúa por caer menos y por comenzar a tirar y termina por tomar conciencia de lo que hay que hacer para no caer y por aprender y automatizar los gestos y los procedimientos con los que conseguimos tirar.

Si los japoneses al practicar con mis alumnos este verano no hubieran intentado tirarlos o hubieran hecho randori sin emplearse a fondo nos hubiéramos sentido defraudados, después de viajar hasta allí y… no aprovechar el tiempo…

Afortunadamente no fue así y pudimos vivir y sufrir los entrenamientos en Japón y con japoneses e iniciarnos en el proceso natural en la progresión de Judo. 

Es por eso que cuando ahora en una clase o un entrenamiento, veo que un competidor fuerte se pone con un pequeño o un ligero y baja su nivel y “hace flojito”, lo que antes quizá me parecía bien y veía acertado, ahora recordando los entrenamientos en Japón, y aun sabiendo lo duro que puede resultarles, me sale indicar al fuerte en el momento de hacer con el pequeño, ligero o más flojo, que emplearse a fondo y mostrarse intratable en los entrenamientos “es bueno para todos…” 

15 de enero de 2010

 

Hasta aquí era la reflexión, hacía la número 41 publicada en Arajudo en enero de 2010 y que entiendo que viene a cuento con este artículo, y que aunque nos parezca duro en muchos momentos, es como tenemos que hacer entrenar, si queremos conseguir cierta efectividad en el momento de competir. 

La actitud durante el entrenamiento de competición tiene que ser de que al otro no le toca nunca. 

Y que es a ti, al que te vuelve a tocar.