Adiós a Tokio 2020. Sin duda estos han sido uno de los Juegos más complicados y atípicos de la historia.
El judo español llegaba a la cita olímpica tras el éxito del Campeonato del Mundo de Budapest. Apenas 6 semanas antes habíamos logrado nuestros mejores resultados en un mundial absoluto. Un oro, el de Niko Sherazadishvili en -90Kg, una plata, la de Ana Pérez en -52Kg, y dos bronces, los de Julia Figueroa y Fran Grarrigós en -48Kg y -60Kg respectivamente, nos hacían mirar a Tokio con optimismo. Pero el judo, volvió a tirar de su azarosa imprevisibilidad para volver a dejarnos sin medallas en los Juegos.
Si bien, nunca puedes esperar un sorteo fácil en un evento de este calibre, no hay duda que no fuimos los más afortunados del bombo.
La jornada inaugural empezó con la victoria en su primer combate de Julia Figueroa sobre la turca Senturk, pero la israelita Rishoni sorprendió con una estrangulación a la cordobesa en segunda ronda, dejándola fuera de los Juegos. Pocos minutos antes, era Fran Garrigós quien saltaba al tatami, para medirse al complicado francés Mkhedize, actual subcampeón de Europa, al que Fran había derrotado hacía unos meses en la final del europeo de Lisboa. Pero en esta ocasión el judoka galo salió con la lección aprendida y se anticipó a las acciones de Fran, apeando al madrileño de la competición.
La segunda jornada llegaba con otras dos serias opciones de medalla de dos debutantes en los Juegos. Por un lado, el vallisoletano Alberto Gaitero, que se enfrentó en un largo y durísimo combate al 3 veces campeón de Europa y campeón del mundo, Gerogii Zantaraia, que terminó cayendo del lado del ucraniano, y por el otro, la alicantina Ana Pérez que, en un combate muy igualado, no pudo con la suiza Kocher, a la postre diploma olímpico.
Llegaba el día de -63Kg, donde España contaba con la presencia de la emeritense Cristina Cabaña, que debutaba con victoria ante la filipina Watanabe. Cristina se deshizo rápidamente, con un barrido, de la judoka asiática, pasando a segunda ronda, donde tenía que medirse con la vigente campeona olímpica, Tina Trstenjak. Pese al gran inicio del combate de Cabaña ante la eslovena, la superioridad física de la Trstenjak, acabó dejando a la española fuera de la competición.
El último día de participación española de nuestros judokas en Tokio, nos traía dos nuevas opciones de medalla. La primera, la de la alicantina Bernabéu, que, en su regreso a los tatamis olímpicos, no pudo con la joven rusa Taimazova. Por, otro lado, el vigente campeón del mundo de -90Kg, Niko Sherazadishvili, que arrancó imponiéndose al mongol Gatulga, en un combate en que el español fue netamente superior a su rival; en segunda ronda Niko superó con un gran ippon de uchimata al durísimo sueco Nyman; pero en el combate de cuartos de final, Sherazadishvili se medía al ruso Igolnikov, al que no pudo superar. En repesca le esperaba Bobonov para reeditar la final del mundial que habían disputado en junio, pero esta vez la moneda cayó del lado del uzbeco, truncando así el sueño olímpico de nuestra última opción de medalla.
Ahora solo queda mirar hacia delante y empezar a pensar el Paris 2024, para que esta generación de campeones tenga finalmente su recompensa.