José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

¿Esto se puede hacer maestro? Pregunta Santiago Coello en una sesión de los matutinos tras realizar un encadenamiento inusual de dos movimientos.
Por poder hacer se puede, y si puedes y te sale, adelante…, respondo.

Durante unos meses y recuperándose de sus lesiones, en el tiempo del randori, también en el grupo de los matutinos, Carlos Berdejo y Patxi García pasaban a un lado del tapiz, a una zona que pasé a denominar debido al trabajo que realizaban “zona de investigación”, donde trabajaban técnica y se dedicaban a probar con los movimientos, distintas oportunidades y encadenamientos. A su manera “inventaban Judo”.

Y ciertamente a todos cuando hemos empezado a impartir clases de Judo, nos parece que inventamos cuando se nos ocurre algo que explicar, algo para explicar, para cómo explicar, para cómo transmitir y no nos damos cuenta de que por el Judo que data de 1882, han pasado grandes ideólogos, pensadores, profesores y competidores y que está seguro todo pensado e inventado.

Que no lo conozcamos es otra cosa.

Porque durante el periodo de aprendizaje, y en Judo siempre es periodo de aprendizaje, todos tenemos interés por practicar, experimentar, probar sobre todo lo nuevo, y quizá es la causa de la evolución del Judo de competición, producto de muchas “zonas de investigación” con judokas con un nivel técnico importante y unas cualidades físicas fuera de lo común, que hacen que el Judo evolucione y siga adelante.

Todos cuando empezamos a practicar, a competir, a enseñar, probamos y pensamos que inventamos cosas.

Recuerdo la primera vez que íbamos a ir a participar en una selección del equipo regional. La categoría se llamaba “esperanza”, yo sería entonces cinto naranja, y cómo durante el recreo en el patio del colegio, “ensayábamos” entre amigos el movimiento de cadera que habíamos aprendido, pero agarrando del cinturón, (de la correa del pantalón), porque nos parecía más efectivo. Sin saber, estábamos “inventando” tsuri goshi.

Poco más adelante apareció por el Northland un cinto marrón libanés, que hacía uchi mata con verdadera soltura. Decía que su movimiento especial era o soto gari, pero que como ya le salía estaba tratando de entender uchi mata. Y ¡vaya si lo entendía!

Fue en esa época cuando no se a quién, oímos por primera vez la idea de realizar uchi komi en el suelo. Entonces no se ni si lo entendimos, ni si llegamos a hacer. Lo que si se, es que en la década de los 90 con la camada de cadetes, esperanzas y juniors que se formó en el club, nos hartamos de hacer uchi komi de juji gatame desde cualquier posición, consiguiendo ser verdaderamente efectivos.

Más tarde metidos de lleno en la competición empezamos a entender la importancia del kumi kata, y empezó nuestra preocupación por el tema del agarre.

Y afrontamos el problema de la preparación física y de la preparación del competidor en el momento de competir, y otra vez nos parecía todo nuevo, siendo que estaba todo inventado.

Cuando empezamos a impartir clases de Judo, tenemos prisa por enseñar todo lo que sabemos.

Corregimos muchas veces un movimiento o una acción de forma general y también directamente a un alumno, sin que este en ocasiones haga caso puntual.

Sin embargo, luego investiga en videos por internet, y ve esa misma acción, se fija, la aprende y te viene diciendo lo que ha visto y como se hace.

En fin…, es lo que hay, y esta es quizá una parte ingrata de la enseñanza…

Muchas veces son sus propios compañeros los que le ayudan y le corrigen (“amistad y prosperidad mutua”), que “hacen de los alumnos profesores”.

Finalmente, lo que a todos nos importa es que nuestro alumno lo haga bien y no es especialmente importante ni donde, ni de quien lo aprenda.

Lo que, si que tenemos que mantener los Profesores de Judo es la pasión por enseñar, la pasión por transmitir. Y enseñar no solo las técnicas. Con los más pequeños tenemos que conseguir que sepan estar. Y ese saber estar les facilitará el aprender los movimientos y también a desenvolverse en cualquier situación.

Y llevando una progresión adecuada en cuanto al aprendizaje de los movimientos y en cuanto a ese saber resolverse, el Judo les ayudará a evolucionar, a crecer y a aprender vivir.

En definitiva, practicando Judo, “investigando” en el Judo y pensando que inventan, nuestros judokas incrementan su confianza, su capacidad de competencia y desarrollan sus habilidades, a veces sin llegar a entender aun que en Judo está todo inventado.