José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

Este artículo surge después de una conversación con mi alumno Saúl Crespo, que me pregunta por mis “andanzas”, cuando era entrenador júnior en la Federación Española.

Debido a su interés y buscando la información apropiada, rebusco entre mis archivos. “Júnior 2002, 2003, 2004, 2005, 2006, 2007 y 2008” pues guardo archivos de todos esos años que estuve como entrenador junior.

Crónicas de cada Campeonato de España, de las salidas internacionales, resultados y análisis de los medallistas, concentraciones, evaluaciones y conclusiones finales.

Y como toda esa información, no me parece ahora que Saúl necesite conocer, y he encontrado este artículo que, tras mi primer año como entrenador del equipo júnior, en 2002 escribí para Judo Prensa, la revista que durante esos años lideraron Sara Herguezabal y Azucena Verde, y que pienso, resume mi “función ese año” en la Federación.

Junto a mis “archivos Júnior”, lo he rescatado, leído y recordado momentos y sensaciones vividas con los mejores júnior de esos años.

Le he pasado este artículo a Saúl, porque ese tiempo en la Española, supuso una parte importante y significativa en mi vida como entrenador.

Ahora existe un CAR y seguro que con los judokas de nivel se entrena y se “funciona” de otra manera.

Pero entiendo que no está mal, es historia, y servirá de recuerdo a todos los que entonces compartimos concentraciones, viajes, competiciones y momentos de vida.

En definitiva experiencias que guardamos en nuestra memoria, y que reconozco que a mí, me han marcado como entrenador, como judoka y como persona.

Y que puede resultar interesante a todos, medallistas nacionales que se entrenan ahora en el CAR, a los que siguen entrenándose en su club, a los entrenadores actuales del equipo nacional, entrenadores particulares, que se conozcan nuestras inquietudes y nuestro trabajo en otro tiempo.

Mi misión como entrenador nacional junior (2002-09-07)

Mi misión como entrenador nacional junior, que no como seleccionador nacional junior, pues partimos de que en la RFEJYDA se funciona sobre la base de una normativa, que es una forma, no sé si la mejor o no, pero es una manera de funcionar, quizá la menos “mala” y más objetiva, pues desde el principio los judokas y sus entrenadores saben qué tienen que hacer para participar en los torneos y campeonatos internacionales y es por medio de resultados como un judoka se gana el participar en un campeonato de Europa o del mundo. .
Después del campeonato de España me encuentro con un grupo de judokas, los clasificados en primero y segundo lugar, que sobre el papel son “los mejores de España” dispuestos a en base una normativa participar en torneos internacionales y según obtengan resultados participar en el Campeonato de Europa o campeonato del mundo (el año que lo haya), y así vivir esta experiencia deportiva con el equipo nacional junior que puede servirles luego para entrar en el mundo de los senior con pasos más firmes.

Cuando el judoka llega a este equipo junior después de disputar la final del campeonato de España, llega con un cierto nivel físico, técnico y táctico y un saber hacer las cosas, mejor o peor, pero que es lo que le ha hecho disputar esa final.
Entonces el judoka se encuentra con unas determinadas concentraciones y competiciones en España y en el extranjero de un nivel distinto, normalmente superior, en el que tiene que obtener resultados para poder optar a estar en un campeonato de Europa o del mundo que en definitiva son los únicos que se reconocen a cierto nivel.

Podemos encontrarnos con distintos tipos de judokas que llegan al equipo nacional. Esta el judoka que podíamos denominar accidental, se ha metido un poco “por casualidad” (quizá nunca se lo imaginó) y va a vivir una nueva experiencia, va a viajar, participar en concentraciones y competiciones con los mejores judokas del momento, y para él, el hecho de estar allí ya es demasiado importante. En alguna forma le viene un poco grande. Entrena, compite, pero no tiene grandes aspiraciones dentro de ese nivel por sobresalir, vivirá el momento, la experiencia, se esforzará, tratará de progresar pero sin grandes expectativas. Este judoka accidental que muchas veces se comporta de una manera conformista, podrá evolucionar en caso de reaccionar y pasar a formar parte de otro tipo de judoka que podríamos llamar “luchador”.

El judoka luchador, es peleón sabe que esta allí y que puede llegar a formar parte del grupo importante pero que tendrá que trabajar y el hecho de trabajar por una parte le motiva pero por otra le “asusta” un poco. Desde pequeño es bueno, esta acostumbrado a conseguir resultados nacionales sin grandes esfuerzos, y no se encuentra muy lejos del nivel que tienen judokas de otros países con los que se mide.

Luego está el judoka “ambicioso”. Este no ha subido al podium del campeonato de España por casualidad. Naturalmente que es luchador, pero se diferencia del anterior en que pone su punto de mira más alto. Ha luchado mucho para estar allí y no va a importarle seguir haciéndolo para meterse entre los mejores.
Cualquiera de estos tres tipos de judokas dependiendo naturalmente de sus cualidades físicas, de su nivel técnico, de su determinación en sus objetivos podrá llegar a obtener resultados importantes en los torneos internacionales. Es evidente que el luchador y el ambicioso estaran más cerca de conseguirlo que el accidental que si se lo propone, lo primero que tendrá que hacer será hacerse a la idea de que está allí y determinar objetivos.

Sea cual sea el tipo de judoka, para llegar ahí, (final de un campeonato de España junior), excepto quizá el judoka accidental, habrá tenido que seguir con su entrenador en su club un entrenamiento serio y constante. Habrá tenido que realizar un trabajo físico importante. Sobre una base técnica habrá realizado un trabajo táctico y de Judo de competición preparando combates, analizando rivales y situaciones de combate lo que le habrá hecho progresar hasta este momento que pasa a formar parte del equipo nacional.

A partir de este momento, a su entrenador de alguna manera “se le complica la vida”. Ha conseguido junto con su judoka llegar arriba en el nivel nacional, pero ahora el judoka necesitará más y mejor entrenamiento, entrenamiento de mucha más calidad para seguir ahora y obtener resultados en el nivel internacional.

Porque la base del entrenamiento que deberá seguir el judoka, que hasta ahora ha hecho con su entrenador seguirá teniendo que realizarlo “en casa”. El trabajo físico, el trabajo técnico, el trabajo táctico, el psicológico, con la determinación que se lo propongan el judoka con su entrenador deberán seguir haciéndolo con las modificaciones que consideren pertinentes, pero en definitiva deberán seguir haciéndolo juntos “en casa”.

¿Qué hace la Federación? La Federación posibilita que el judoka asista a concentraciones en España y en el extranjero, donde el judoka podrá entrenar con otros muchos judokas de mayor nivel que los que pueda habitualmente encontrar en su club.

También la Federación lleva al judoka a participar en torneos de nivel internacional, donde el judoka, se pega, se foguea, aprende a competir y va madurando para próximas competiciones.
Para acompañar y ayudar al judoka en todas estas concentraciones y competiciones, la Federación pone a su disposición un entrenador nacional.

¿Qué función tiene este entrenador?
Este es el titulo, motivo de este articulo y aquí entro yo a formar parte de este engranaje.
Mi misión como entrenador debe consistir en sacar de cada judoka su mayor rendimiento. Para ello deberé primero conocerlo, darme cuenta de sus condiciones físicas, técnicas y tácticas y segundo de sus limitaciones y errores.
En las concentraciones trabajar para buscar la mayor eficacia a la hora de resolver combates. Para ello, tendré que hacerles ver la necesidad de pensar durante el randori (y el combate). Enseñarles a practicar la observación de rivales y forma de neutralizarlos, aprender a plantear combates, a parte de realizar un trabajo general con objetivos de procedimiento precisos realizar también un trabajo individualizado, ayudarles a concretar su sistema de competición.

El judoka deberá evaluar (tomar buena nota de todo esto) para contárselo a su entrenador que es con el que más tiempo va a pasar y que es finalmente el responsable de su preparación, el que más le quiere, el que con más interés le va a ayudar y el que más se va a implicar en su entrenamiento.

Es por ello que el equipo nacional junior va a tener mejores o peores resultados dependiendo basicamente de que los judokas que se clasifiquen en el campeonato de España tengan una determinada condición física, un nivel técnico importante y en función de la competencia de su entrenador y su nivel de implicación con el judoka.

Con “mis niños” del equipo nacional he llegado ha implicarme hasta el punto que cuando en un torneo internacional uno de ellos gana, de alguna manera yo me siento parte de ese triunfo, siendo el verdaderamente responsable de esa victoria el mismo judoka y su entrenador, que es con el que verdaderamente ha entrenado para la competición pero tengo que reconocer que me alegro y me siento orgulloso como si fuera responsable de ese triunfo. Así mismo cuando pierden un combate y se sienten decepcionados me vengo abajo casi más que ellos, lo que tampoco es correcto porque no soy directamente responsable en la perdida de ese combate.

Como anécdota apuntar que en el pasado campeonato de España universitario de Vitoria que quedaron campeones dos de “mis niños juniors” Jorge Benavente (-81) y Alfonso Carreira(+100), volví del viaje con la misma sensación de satisfacción como cuando en tiempos volvía en que “niños míos” como Orgaz (-60) y Pérez (-86) resultaban campeones. La diferencia estriba que en esta ocasión yo era un mero espectador, pero habiendo estado con ellos en distintas competiciones los sentía como míos… aunque evidentemente los responsables eran ellos mismos y sus entrenadores.

Conclusión: Los resultados de los judokas del equipo nacional junior van a estar siempre condicionados en cuanto que los judokas que se clasifiquen en el campeonato de España tengan unas condiciones básicas, un cierto nivel y en función de la relación que tenga con su entrenador, de su competencia de su nivel de implicación con el judoka y la determinación de ambos por conseguir objetivos.

Y la misión principal del entrenador del equipo nacional a parte de todo lo expuesto anteriormente, será la de motivar al judoka para que mantenga esa relación y comunicación con su entrenador de siempre que es con el que tiene que entrenar y es finalmente el responsable junto con el judoka de cumplir sus planificaciones.

Algunas acciones puntuales que en el momento (días) de la competición el entrenador nacional debe asumir:

-Ayudar a controlar el peso del judoka
-Despertar al judoka y con toda la documentación necesaria acompañar al competidor al pesaje.
-Prever y controlar la ingestión de líquidos tras el pesaje.
-Haber previsto el desayuno y la posibilidad de descansar.
-Acompañar al judoka al pabellón. Haber diseñado con el judoka el tipo de calentamiento idóneo, acordar el tiempo. Concretar con el judoka, con quien va a realizar el calentamiento.
Dependiendo del número de combate, prever el tiempo suficiente para realizar el calentamiento en condiciones.
-Tener presente si el judoka va a necesitar algún tipo de vendaje y tener previsto el vendaje, el hacérselo o la intervención del fisio.
-Prever agua, líquidos, fruta y alimentos que vayan a hacer falta durante la jornada.
-Mantener “despierta” la motivación del competidor.
-Si no sabemos nada del rival, buscarlo durante el calentamiento, ver cómo trabaja y plantear una táctica durante el calentamiento.
-Realizar el calentamiento acordado en los tiempos señalados.
-Durante todo este tiempo infundir confianza al competidor. Hacerle ver lo que ha entrenado, los últimos resultados obtenidos (si han sido buenos), la similitud del rival con deportistas con los que entrena habitualmente y resuelve de una manera determinada.
-Terminado el calentamiento abrigar y esperar el momento de pasar el control de judogis. -Respetar el estilo del judoka, “Infundir confianza”.