José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

Ya he contado en alguna ocasión que en mis clases de niños tengo unas cuerdas en el tatami para saltar a la comba. Conforme llegan, se cambian, y pasan al tatami y mientras esperan que todos se vayan incorporando, se dedican a saltar.

Algunos, los primeros días, si no han saltado nunca y les cuesta más, pero conforme van practicando y les sale, saltan con mas soltura.

Tengo una clase de benjamines y alevines, donde algunos que “han cogido gusto” a esto de saltar, saltan como “verdaderos profesionales”. Cambian de ritmo, cruzan las cuerdas, en un salto pasan la cuerda dos y hasta tres veces…, han aprendido a saltar, les gusta, y tratan de llegar, ya no puntuales, sino diez minutos antes que sus compañeros para poder dedicar su tiempo a los saltos con la comba.

Luego empezamos la sesión. Calentamiento habitualmente con juegos, caídas, llega el momento de repetir, de hacer uchikomi, y parece que les resulta “molesto” hacer repeticiones de diez con cierta soltura de los movimientos aprendidos.

Un día recién comenzado el trabajo de uchikomi, ante su falta de interés, los paré. “Coged las cuerdas, y: concurso de saltos. Primero a tiempo. Cuando diga ¡ya! empezamos, el que falla se para, se sienta, y los demás siguen mientras aguantan. Luego una siguiente fase, mostrando habilidades. Obligatorio, cambiar forma de salto, mínimo cada tres pasadas. Pies juntos, corriendo, pata coja, cruce de brazos, doble vuelta…”

Empezaron a saltar. Hubo quién falló, pero en las dos modalidades los tuve que parar yo. No hubo un campeón, hubo muchos que debieron ser campeones. Todos demostraron una forma especial y una habilidad personal en el hecho de saltar. Terminamos la prueba y nos dedicamos a analizar y evaluar la actuación.

Habéis saltado todos realmente bien. Saltando sois francamente buenos. A alguno se le ocurre ¿porque habéis llegado a saltar así de bien y porqué os gusta hacerlo?

-Porque practicamos mucho cada día-, responde uno de ellos

Exacto. Todos los días, muchos dedicáis, quince minutos, solo a saltar. Conforme saltáis mejor, os resulta más sencillo, menos laborioso y os gusta más.

Aquí no venimos a aprender a saltar ni a practicar con la comba, que también. Venimos a aprender y a practicar Judo, y con el Judo pasa lo mismo. El Judo se aprende haciendo repeticiones. Si cuando empezáis a hacer repeticiones de un movimiento, os encontráis descoordinados, no os sale bien y lo dejáis, nunca llegaréis a hacerlo en condiciones, ni a que os guste hacerlo. A saltar bien.

Si insistís y a base de repetir y corregir llegáis a sentir el movimiento, repetir o soto gari, o seoi nage o cualquier otra técnica, al encontraros bien haciéndola os gustará hacerla y disfrutaréis tanto como al saltar.

A todos nos gusta hacer las cosas que nos salen bien. Las cosas que de alguna manera dominamos.

A mi me gusta más visitar París que Londres, porque me desenvuelvo en francés, y no tengo idea de inglés.

Recuerdo que cuando empecé a esquiar, el primer día lo hubiera mandado todo al garete. Con el apoyo de mis amigos y de mi amigo Manolo Villegas, instructor especialista en alta montaña, que me hizo de profesor, el hecho de esquiar llegó a gustarme porque conseguí llegar a bajar con cierta soltura.

Cuando empecé a nadar como proceso en la recuperación de mi accidente, cada largo de la piscina se me hacía eterno. Después de insistir, en unos meses, llegaba a sentir cómo braceando me desplazaba.

En nuestros comienzos de Judo, inmersos en nuestra locura, siendo cintos azules o marrones, después de haber oído decir a nuestro Profesor francés Juan Cotrelle, que una hora era el tiempo que una pareja de judokas necesitaba para hacer 500 uchikomi, recuerdo que, algún sábado y domingo por la mañana junto a mis amigos Jesús Sánchez y Manolo Hernández, nos juntamos para realizar la proeza.

Habría que preguntar a los que de verdad tuvieron resultados, hablo de nuestra época, Soti, Paco, Quino…, más tarde Miriam, Almudena, Yolanda…, y muchos más, (no puedo nombrar a todos), cuántos uchikomi llegaron hacer, y cuanto más harían para llegar donde llegaron.

Y solo con la pretensión de que nuestros niños se encuentren cómodos cuando hacen los movimientos de Judo, pienso que, si saltando solo 15 minutos en cada sesión, llegan a hacer lo que hacen saltando, si conseguimos, si consigo con estos grupos que entiendan que, dedicar 15 minutos a hacer uchikomi de forma sentida, les va a resolver la vida en su aprendizaje de Judo, esta evaluación realizada con ellos, habrá valido la pena.

Porque en definitiva Judo es como saltar