José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo
“El hombre propone y Dios dispone”,
Es un proverbio bíblico que pienso que viene a cuento por todo lo que está pasando.
Cuantas veces, hemos vivido los Profesores de Judo esta situación:
Un alumno, suele ser infantil o cadete, pero con aspiraciones y ya “maleado”, consciente de su nivel, amigo y conocedor de los rivales de su peso, que después de saber el sorteo antes de una competición, viene y te dice: “la final me toca…” y te suelta el nombre del rival que considera que va a llegar por el otro lado de la eliminatoria.
Lo escuchas, te gusta ese conocimiento que tiene de sus rivales y esa seguridad que demuestra, pero él está empezando.
Tú que tienes el “culo pelao” de sentarte en la silla acompañando alumnos, de ver combates, de vivir situaciones esperadas e inesperadas, y te has vuelto en cierta medida precavido, no te atreves a cantar victoria antes de la cuenta.
A mi me sale decir: “venga, mejor vamos combate a combate”
En este primer trimestre pasado, todos hemos vivido estas situaciones:
¿A qué Copas vamos a ir este año?
“Nos apuntamos a la Copa de España de…”
¿Cuándo son las fechas del Escolar?
“Este año me preparo y en junio me presento a…dan”. “Me falta un curso pero hay tiempo…”
¿A quién traen a Torrelavega este verano?
¿Se va hacer Alicante este año?
¿Has visto la selección que lleva Japón a los Juegos?
Y los pequeños preguntan en el club. ¿Cuándo pasamos de cinturón? El examen después de Semana Santa, o a final de curso, respondía yo.
Y viendo la situación creada, ves como se cumple el proverbio de la Biblia:
“El hombre propone y Dios dispone”
Todo lo que teníamos previsto o pensado para este verano, se nos ha ido de repente.
Todos los Profesores de Judo en un momento de nuestra vida, hemos pasado por una fase en que hemos tenido alumnos competidores y nos hemos ilusionado con ellos.
Con ellos nos hemos planteado objetivos, planificado temporadas, preparado competiciones, asistido a cursos, conocido a rivales y preparado combates.
Y todo esto, con toda la ilusión del mundo y con mucho esfuerzo de todo tipo. Físico, mental y económico.
Realizando muchos entrenamientos de Judo, sesiones de preparación física, muchos viajes, cursos, concentraciones, muchos fines de semana de competición, a veces ganando, pero también perdiendo.
Y entrenando cada día, y encadenando temporadas, apoyando y trabajando con nuestros competidores, buscando resultados, primero autonómicos, luego nacionales, incluso internacionales, y cada vez que uno de nuestros judokas consigue un resultado es un aliciente para seguir adelante.
Cuando nuestros judokas ganan, se nos sube la moral y evidenciamos que estamos en el buen camino y nos motiva para “ampliar el repertorio” y entrenar más y hacer más cosas.
Cuando perdemos, es un revulsivo para analizar las carencias o fallos y seguir entrenando en busca del objetivo marcado.
Viviendo con nuestros alumnos durante muchos años, situaciones de todo tipo que de alguna manera es lo que distingue y marca a los Profesores de Judo.
Y en todo este proceso y en esta fase del Profesor de Judo, nos hemos encontrado muchas veces situaciones donde ilusionados, con todo el trabajo hecho, nos disponíamos a cumplir un propósito y por distintas razones se venía abajo.
Y es entonces cuando nos parece que se cumple el proverbio bíblico:
“El hombre propone y Dios dispone”
Y seguro que todos hemos vivido situaciones en que se cumplió el proverbio.
Y seguro que hay muchos más casos, pero quiero nombrar aquí uno que todos conocimos, vivimos y sentimos como nuestro: el de Sergio Cardell.
Todos conocimos como vivió, como se entrenó, como luchó, hizo entrenar, e ilusionó a Miriam Blasco.
Consiguió que fuera campeona del mundo en el 91, pero su ilusión era verla campeona en Barcelona, y unos meses antes, un accidente de moto se lo llevó.
Y se volvió a cumplir: “El hombre propone y Dios dispone”
Y seguro que la vio, pero “desde arriba”.