Y es cierto, ¡porque cómo se pasan los años! Fue en 2000 cuando Fernando Méndez y Raúl Merino se embarcaron en esta aventura y… primavera, verano, otoño, invierno, primavera… ya es 2018.

“Estoy mayor”, digo a Raúl cuando lo abrazo a mi llegada. Y ¿en qué noto que estoy mayor? Me da pereza hacer ciertas cosas. Me da pereza, me cuesta asumir ciertas responsabilidades y en definitiva me da pereza y me cuesta salir de mis rutinas, como dice mi alumno Jonatan Crespo, me cuesta salir de mi “zona de confort”.

Y entiendo que es ley de vida: “Como te veo me vi, como me ves te verás…”

Evidentemente yo hablo por mí. Pero ¿si yo siento esto?, por qué no voy pensar que a Profesores coetáneos míos, ¿les pasa lo mismo?

Lo que si he observado esta vez, es cómo ha bajado la edad de los participantes.

Estaríamos en torno a 160 y habría una veintena de Profesores acompañando a sus alumnos.

“¡Lo que no entiendo, cómo no hay aquí 40 o 50 Profesores, teniendo la posibilidad de aprender de estos dos campeones como son Tiago Camilo y Flavio Canto!” comentaba el Profesor de Binefar Antonio Clager el primer día de las Jornadas.

Y yo creo que empiezo a entenderlo. Como ya he comentado al principio, a los Profesores mayores nos empiezan a venir grandes ciertos eventos y nos cuesta movernos, y los Profesores jóvenes, muchas veces no tienen esa motivación que teníamos nosotros cuando empezamos hace 40 años y no nos perdíamos nada.

También actualmente hay muchas más opciones y no se puede estar en todo.

Y dicho todo esto vamos con las Jornadas.

Este año le tocaba lidiar a Brasil. Raúl y Fernando, teniendo siempre presente que querían tener juntos a estas dos figuras, al final lo han conseguido.

Y hay que decir que ellos estaban encantados y que además era la primera vez que impartían un curso a la vez.

Tiago Camilo se dedicó al Judo pie y Flavio Canto a Judo suelo.

Los dos incidieron en marcar unas pautas para una mayor progresión posterior. 

Tiago Camilo sobre los desplazamientos (el shintai y el tai sabaki), para a continuación dar unas nociones de kumi kata, reacciones con las manos, y una metodología y progresión precisa para la aplicación de técnicas como tai otoshi, seoi nage y uchi mata.  

Continuó haciendo ver oportunidades, encadenamientos y distintas acciones, dejando abierto un abanico de posibilidades para que cada uno pueda ampliar y desarrollar como mejor le parezca.

Flavio Canto comenzó con una pequeña charla muy emotiva de lo que había supuesto el Judo en su vida. Dijo que él comenzó tarde, con 16 años y que tuvo la suerte de al poder comenzar a viajar, entender que había otra vida fuera de Río, su ciudad. 

Y cómo de alguna manera había organizado y estaba implicado en una asociación, una especie de ONG y que por medio de la práctica de Judo estaban consiguiendo dentro de las favelas que los niños entendieran y asumieran que había otra forma de entender la vida aplicando  los valores que tiene el Judo: respeto, disciplina, responsabilidad, compañerismo, amistad, afán de superación, tolerancia… 

En su trabajo de Judo, Flavio Canto empezó también marcando unas bases de Judo en el suelo con desplazamientos y ejercicios educativos demostrando un dominio y una movilidad increíbles. 

“Este hombre juega en otra división”, me decía Álvaro Ríos, alumno de Raúl, después de que Flavio explicara unas acciones para trabajar en suelo exhibiendo un alarde de flexibilidad, agilidad, control de su cuerpo, facilidad para escabullirse, en definitiva de unas facultades para el trabajo de Judo suelo que podríamos definir en dos palabras como diría el de Ubrique: im-prezionante.

Marcó unos patrones para el  trabajó de ataque y de defensa de frente, de costado y por detrás, demostrando unas secuencias de trabajo desde donde poder desarrollar y llegar a técnicas como juji gatame o cualquier tipo de control.

En sus explicaciones y trabajo hablaba siempre de “su conversación con el Judo” y de “la magia del Judo”, y lo cierto es que viéndole trabajar daba la impresión de que estaba haciendo magia con el Judo.

Como complemento de las Jornadas, por las mañanas para los Profesores, fue el turno para el médico de las Jornadas el doctor Antonio Ramos, amigo de Raúl y de Fernando de toda la vida, me da no se qué llamarlo así, porque para mi y para todos los habituales es Toni, un amigo que conocemos bien porque  lleva al “pie del cañón” los 19 años de las Jornadas, curando desde los más leves rasguños hasta diagnosticando lesiones más importantes, fisuras, fracturas, tratando esguinces, y dándonos seguridad y confianza a todos, el saber que lo tenemos allí.

Toni impartió un curso de RCP-reanimación cardiopulmonar básica para niños y adultos, donde nos enseñó el protocolo y nos hizo practicar la postura de seguridad que hay que adoptar con un accidentado, realizar el masaje cardiaco y la respiración artificial.

Tengo que reconocer que a mí y a muchos, nos resultaba agobiante solo pensar en la posibilidad de encontrarnos en esa situación, pero que esperando no encontrarnos nunca, ahora conocemos por los menos las patrones que tenemos que seguir.

Resumiendo unas Jornadas donde los dos campeones brasileños Tiago Camilo y Flavio Canto han impartido unas pautas y unas bases fundamentales para poder aprender de manera progresiva y metodológica las distintas técnicas.

De alguna manera, y esto es opinión mía. Los dos han experimentado el sistema de trabajo que cada uno está realizando y preparando por su cuenta: Tiago Camilo en tachi waza y Flavio Canto en ne waza y que han podido exponer y desarrollar ante un público entregado, que no les exigía nada especial, pero que hemos apreciado como dice Flavio “la magia del Judo”.

 

Como en los grandes almacenes cuando llegan las rebajas y anuncian la semana fantástica de rebajas, aquí no hablamos de rebajas sino de oportunidades, porque los dos, bueno los tres, porque incluimos a Toni con sus reanimaciones, han dejado unas puertas abiertas para desarrollar un trabajo para que este año de las Jornadas pueda hablarse, de que ha sido una semana fantástica llena de oportunidades.