El Judo ¿es un arte marcial? (Arajudo 1 marzo 2013)
Si buscamos en la enciclopedia el concepto de artes marciales, dice que las artes marciales son el conjunto de los deportes de combate de origen japonés, fundados en el código moral de los samuráis que deben respetar los combatientes.
Y en base a esta definición no es raro que numerosos judokas hayamos pasado muchos años pensando, algunos aun lo creen así, que el Judo es un arte marcial.
La primera vez que vi rebatir esta afirmación de manera contundente fue a mi socio Jesús Sánchez, siempre minucioso, que alterado censuraba a un periodista de un periódico local, que en una entrevista a un judoka de la autonomía, había tratado el Judo como un arte marcial.
Traté de que me expusiera el porqué no debía hablarse de Judo como arte marcial, y me recordó que fue en el congreso de la FIJ en 1979, cuando acordaron que el Judo al ser una disciplina olímpica, no debía tratarse como tal.
Como esa explicación me pareció escasa, decidí investigar por mi cuenta por donde pude, en distintos tratados de Judo y en Internet, y esto es lo que localicé.
Lo que expongo a continuación son párrafos, copia de lo que logré encontrar.
“Como en todos los deportes de combate, el Judo satisface el instinto primario de lucha que todo ser humano lleva en sí, aunque a través de una depurada técnica.
Dadas las características propias del Judo, no se puede poner como objetivo primero la vistosidad o animación, porque de este modo no seria útil y si peligroso. Por lo tanto el objetivo a perseguir por los practicantes es la formación técnica conjuntamente con la formación moral. Generalmente en los deportes se goza practicándolos y mirándolos. En Judo es más importante disciplinarse que exhibirse.
El objetivo de los que practicaban ju jutsu era solo el de ganar combates. El objetivo del Judo no es solamente ganar sino además dotar al practicante de una formación física y ética. La parte ética viene dada por la forma de ganar los combates ejercitando la inteligencia y dando lugar a una moralidad basada en los principios de la utilización eficaz de la fuerza y de la prosperidad mutua.
En cualquier deporte si no se respeta el reglamento no se puede realizar la competición. De igual forma en Judo si no colaboran los dos judokas en su enfrentamiento no se puede realizar el combate. Cuando se enfrentan, la apariencia es de que son enemigos, sin embargo el sentir interno es de de colaboración mutua por cumplir el reglamento.
Pero en Judo es más necesario este carácter de seriedad por el peligro que en si encierra. Enfrentándose con estos peligros se alcanza la superación personal, pero para ello es necesaria una disciplina muy dura, formándose de este modo física y mentalmente.
El objetivo primordial del Judo es dominarse a si mismo.”
Y después de leer esto, lo que me ha convencido sobre todo de lo expuesto anteriormente, es el tercer párrafo que habla de que el objetivo del Judo es dotar al practicante de una formación ética para ganar los combates, ejercitando la inteligencia basándose en los principios de utilización eficaz de la fuerza y de la progresión mutua.
Porque según la definición encontrada en la enciclopedia, el Judo debería considerarse un arte marcial, pero atendiendo a todo lo anterior llegamos a la conclusión de que el Judo debido a la formación ética, llega a ser mucho más que un arte marcial.
Y esas debieron ser las razones que llevaron en 1979 a los miembros de la FIJ con motivo del campeonato del mundo en Paris, siendo presidente el japonés Matsumae a acordar y a declarar que el Judo, al ser una disciplina integrante dentro del programa olímpico, no se considera arte marcial y por lo tanto es un error denominarlo como tal.
Y por todo esto tenemos que entender y por supuesto aceptar porque los integrantes de la FIJ, en su Congreso en 1979 así lo razonaron y acordaron, que el Judo no es un arte marcial.
Hasta aquí lo que decía el artículo.
Esto lo escribí en 2013. Ya hace más de cinco años. Y cinco años más tarde en una etapa más sosegada, habiendo pasado en mi vida por situaciones “que dejan huella”, y asumiendo en esta etapa el Judo desde otra perspectiva, viviendo como vivimos todos en nuestras clases la evolución de nuestros alumnos y como se desarrollan y crecen bajo la influencia del Judo, vemos como respeto, orden, obediencia, responsabilidad, colaboración, voluntad, disciplina, afán de superación, son cualidades que se empiezan a notar en nuestros alumnos desde que comienzan a practicar Judo.
Y abonando estas cualidades de las que se van impregnando nuestros alumnos, florecen valores como amistad, gratitud, generosidad, sinceridad, paciencia, perseverancia, lealtad, tolerancia, respeto a las normas…
Y después de constatar esta realidad y basándome en la experiencia de más de 40 años, y sobre todo de esta última etapa más tranquila, teniendo en cuenta la filosofía de su fundador basada en los dos principios: “máxima eficacia, mínimo esfuerzo” y “amistad y prosperidad mutua”, y atendiendo al tercer párrafo del artículo que dice: “dotar al deportista de una formación ética…” me lleva a decir convencido, como además quiso establecer Jigoro Kano, que el Judo es todo un sistema de educación.