José Ángel Guedea Adiego

8º Dan de Judo – Árbitro Nacional – Maestro Entrenador Nacional

Actualmente, como se empieza a practicar Judo desde muy pequeño y hasta los 15 años no se puede pasar a cinto negro, los Profesores solemos pasar a los niños un cinto por año. Y no un color entero sino medio color cada curso. De esta forma llegan con 13, 14 años a obtener el cinto marrón y empezar el proceso para obtener su primer dan.

El programa de primer dan se compone, aparte de unas series del nage no kata, de quince movimientos en Judo pie y un programa de Judo suelo, que los Profesores, aunque hay distintas indicaciones y opciones podemos administrar para cada kyu.

Desde hace un tiempo dentro de un sistema de enseñanza, he ideado un sistema de secuencias, agrupando los movimientos de une determinada manera, de forma que tengo en la actualidad cintos amarillos que reconocen y saben hacer prácticamente los quince movimientos que se exigen para pasar a primer dan.

No digo que los realicen como tengan que hacerlos cuando vayan a pasar su examen, pero los conocen, los distinguen y los practican en cada sesión de entrenamiento.

“Uchi mata no me sale muy allá”, me dice Daniel Serna, un abogado cinto amarillo del grupo de los matutinos, que lleva escasamente cinco meses practicando Judo.

“¡Y es que uchi mata aun no tiene que salirte bien! Tiene que salirte medio bien o soto gari, hiza guruma, o goshi, seoi nage y poco más…¡que eres cinto amarillo!

Y bastante tienes con tener memorizado y saber como se hace todo el programa que se exige para pasar a cinto negro.

Uchi mata tiene que empezar a salirle bien a los verdes, azules y marrones que ya tienen una base de otros movimientos que ya van sintiendo, lo que les ayuda en la progresión”.

Aprender un movimiento antes que otro tiene su fundamento.

Tiene sentido el aprender las técnicas en cierto orden, así como la metodología empleada. Y de igual forma tiene su importancia el tiempo de permanencia entre uno y otro grado.

Las técnicas después de aprenderlas hay que practicarlas y necesitan madurar.

Y hace falta un tiempo para que las sensaciones que se van produciendo se registren en nuestro cerebro.

Porque para llegar a realizar las técnicas con soltura, seguridad, contundencia y firmeza, tenemos que repetirlas muchas veces para conocerlas, entenderlas y sentirlas.

Y es por todo esto por lo que necesitamos un tiempo en la progresión, un tiempo de permanencia y un tiempo para que las técnicas maduren.