José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

“Dejar trabajar”, es una consigna que suelo emplear en mis clases, en el momento de “empezar a jugar”.

En Japón, en las Universidades donde he estado, el entrenamiento esta fijado a una hora determinada. Media hora antes los estudiantes empiezan a llegar, se van colocando en el tatami y comienzan a hacer estiramientos o simplemente a hablar y estar juntos.

A la hora fijada y ante la indicación de un encargado todos se incorporan y un kohai se encarga durante unos minutos de dirigir un calentamiento articular. Después de unas caídas protocolarias, a la voz de “uchi komi desu”, se emparejan y comienzan a hacer uchi komi.

Quince, veinte minutos, incluso media hora hasta que llega el Profesor. Entra en la sala, todos interrumpen lo que están haciendo, y ceremoniosamente se vuelven hacia él y le saludan en seiza.

El Profesor se va a cambiar y una vez que está en judogi, y a la orden de un encargado, todos se colocan en orden por cursos para saludar. Una vez colocados el Profesor pasa, se realiza el saludo e indica al encargado el número de cambios que se van a hacer, se apuntan en una pizarra, y a la indicación de ju renshu (literalmente entrenamiento suave), empieza el randori.

Hasta aquí lo que se hace en Japón.

En nuestros clubes, todos los Profesores tenemos nuestros protocolos y nuestras rutinas para empezar y meter a nuestros alumnos “en canción” en el entrenamiento. Voy a contar cómo lo hago yo.

En mis sesiones de adultos, conforme van llegando al club mis alumnos, pasan a cambiarse, se incorporan al tatami y empiezan a trabajar. No se espera a nadie.

Y comienzan a hacer uchi komi, trabajar movimientos, o repasar técnicas.

Los que se preparan para pasar de grado, practican y mecanizan el kata que les corresponde, sin tirar, lo que les sirve de calentamiento.

Cuando intuyo que prácticamente ya están todos, para una mayor activación, interrumpo el trabajo que están haciendo, y propongo algún ejercicio o juego de correr, de manera que todos se vayan activando y encontrándose en condiciones de empezar a trabajar.

A continuación, realizamos un trabajo de uchi komi o técnicas en desplazamiento, para buscar sensaciones de Judo, cambiando de compañero a cada momento, y poder así sentir todo con todos.

Y después de un tiempo determinado, empezamos a jugar. Cuando digo jugar es trabajar en desplazamiento, hacer randori. Y esta práctica libre va a depender del nivel que exista en cada pareja.

Y es ahora, cuando entra en función la indicación de “dejar trabajar” que he comentado antes. Como se cambia de manera ordenada y todos hacen con todos, dependiendo del nivel de cada uno la forma de trabajar es distinta.

Dejar trabajar, no quiere decir dejarse tirar. Quiere decir que, ante un compañero de un nivel inferior, o de menos peso, dejar que pueda practicar sus movimientos.

A él, le sirve para progresar en el conocimiento de la aplicación de las técnicas con un compañero que hace bien y que colabora, y su contrario, puede dedicarse a sentir unos ataques menos peligrosos que podría hacer un compañero con un nivel similar o de más peso.

El judoka de mayor nivel tiene la posibilidad de trabajar defensas, esquivas, de sentir los ataques con menos peligro.

Y me parece apropiado aquí recordar las recomendaciones del maestro Leberre, que siempre indica a la hora de practicar randori:

Recomendaciones del Maestro Leberre sobre la práctica del randori

La práctica del randori es para aprender a tirar, no para aprender a defenderse.

Cuando se trabaja para defenderse se pasa a llamar kakari geiko.

El randori debe ser fuerte y debe servir a todos y que tan importante es aplicar una buena técnica, como encadenar una buena caída.

En el momento de trabajar randori se pueden dar cuatro situaciones:

1.- Cuando uno de los dos es de inferior nivel.
Entonces el de menor nivel debe atacar sin parar.

2.- Cuando el nivel de los dos es similar.
En este caso deben trabajar fuerte los dos.

3.- Cuando uno de los dos es superior.
El más fuerte tiene que adaptarse al nivel del inferior.
Esto no quiere decir que tenga que dejarse tirar, ni que no pueda tirar, pero tiene que trabajar en consecuencia.
No puede uno de mayor nivel producir miedo entre sus compañeros en el momento de hacer randori.
Si esto pasa es que el de mayor nivel no ha entendido el randori y no sabe trabajar.

4.-Y finalmente cuando se practica con un mayor no se tiene el derecho de tirarlo.

Y trabajando de esta forma, de la práctica del randori fluye el principio del Judo: “progresión mutua”.