Y vuelta a empezar…nos volvemos a encontrar en ocasiones con pequeños niños hiperactivos, a veces insolentes y no muy bien educados con los que tenemos que empezar a bregar y a integrar en el grupo.

Cuando el grupo está hecho y bien conducido resulta más fácil. Si son prácticamente todos nuevos a veces cuesta más. No tienen un modelo para que, los que se incorporan, puedan imitar.”

Una frase importante que los Profesores de Judo tenemos que recordar y concienciarnos cada día antes de abordar nuestras sesiones y es la del escritor cubano José Marti:

“Hay un solo niño bello en el mundo y cada madre lo tiene” 

Y es lo que tenemos que tener en cuenta y entender los Profesores de Judo cuando nos vienen unos padres ilusionados con su niño porque entienden que el Judo le puede venir bien en su vida o nos encontramos con nuestros alumnos y pensamos por qué sus padres nos los traen y lo que sienten por ellos.

Y en las primeras sesiones con los pequeñitos que es donde más incorporaciones se producen, una de las formas de empezar es “hacer de los alumnos profesores”.

Después del saludo, trato de hacer entender a los “veteranos” su responsabilidad en la sesión y para con los nuevos. Tras el calentamiento, caídas y la exposición de la primera técnica encomiendo a cada uno de los “antiguos” (que tienen seis, siete años y son blanco-amarillo o amarillo) un novato, para que en ese primer momento de práctica sean ellos quienes inicien y se responsabilicen de sus nuevos compañeros.

A veces en un primer momento hay veteranos que se muestran reacios pues querrían ponerse con sus amigos conocidos, pero es un pequeño tiempo y es una forma de empezar y hacerles entender a ellos también el principio del Judo: “Prosperidad mutua”.

Y además como diría mi amigo y alumno Jorge Gil, médico traumatólogo, tercer dan: “todo ventajas”. 

Porque el hecho de enseñar, como dice el ensayista francés Joseph Joubert: “Enseñar es aprender dos veces”.

Y como apostilla Benjamin Franklin con relación al aprendizaje y a la enseñanza:

“Dime y lo olvido

Enséñame y lo recuerdo

Involúcrame y lo aprendo” 

“Ya me puedo ir”, digo a mi amigo y alumno Toño Gil 2º dan,  que se asoma a la sala porque tiene a sus niños en esta clase cuando con la sesión encarrilada, cada uno está  organizado con su “nuevo alumno” tratando de hacerle entender cómo realizar el movimiento. 

Pero es que luego cuando llegan los adultos y aunque no sean nuevos, para preparar los grados, realizar los movimientos y practicar el kata puede ser lo mismo. 

Organizar un calentamiento practicando los movimientos, los danes colocados con los kyus, simplemente para ayudar a reconocer, entender los movimientos y empezar a ver más detalles, Joubert y Franklin demuestran tener razón.

Los danes se implican con sus compañeros y se obligan a pensar y a darse cuenta “de cómo son las cosas” y el principio enunciado por el fundador, “Prosperidad mutua” sigue haciendo efecto.

Lo comento con mi alumno Jorge Pérez Bailon, tercer dan, licenciado en Físicas y que está realizando el Doctorado. Le pregunto que tiene que hacer para ser doctor y me explica que tiene que realizar y está realizando un trabajo tutelado desde la Universidad, que tiene que tener unos artículos publicados en revistas especializadas y que tiene que haber asistido a Congresos de cierta relevancia.

Y me sale decirle: “Jorge tu llegarás a ser doctor en Físicas, pero según estas premisas yo también soy doctor”. No seré tan importante como tú, ni mi doctorado será tan reconocido como el tuyo, pero soy doctor en Judo. 

Escribo artículos que se publican en páginas especializadas, he realizado trabajos que he expuesto en cursos y seminarios y asistido a Congresos de Judo. En estos últimos diecisiete años entre otros a las Jornadas en Torrelavega impartidas por los mejores doctores.

Y en este momento como otros muchos doctores en toda España me dedico a impartir las primeras sesiones.