José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

Centenario de Helios

 Mi alumno Sergio Doménech, cuando volvió de su último viaje de Japón el verano pasado, se reunió conmigo y me contó que hablando con los profesores que conocemos, supo de su interés por venir a visitarnos, y me aviso de la posibilidad de que viniera un grupo de la Universidad a la que siempre hemos ido allí, el próximo año.

Hacia el mes de marzo me comunica que la idea va tomando consistencia, que están preparando su venida y como él ha vivido cuando alguna vez han venido, me pregunta por cómo me lo he planteado yo en otras ocasiones en cuanto a recogerlos, alojarlos, entrenamientos, turismo, en definitiva, en organizarles la vida.

Le explico como me desenvolví yo, en qué hotel los alojé en Zaragoza, y cómo Alejandro Blanco a través de la RFEJYDA apoyó la moción siempre que se aprovechara su visita para realizar algún evento. Preparamos tres competiciones en Madrid, Zaragoza y Barcelona y de alguna manera, aparte del viaje que fue por su cuenta, de los gastos de hotel y movimientos por España se hizo cargo la Española.

Ahora la situación es distinta, Sergio no tiene la relación que tenía yo con la Federación y se encuentra preocupado.

Sergio desde hace unos años imparte clase de Judo en Helios. El club natación Helios es en Zaragoza un referente en el deporte aragonés. Ubicado frente a la Basílica del Pilar, junto al río Ebro, tiene aproximadamente una hectárea de zona verde donde disfrutar del ocio y deporte a nivel familiar, con la posibilidad de practicar 17 deportes de forma federada. Así: Ajedrez, Baloncesto, Fútbol, Halterofilia, Judo, Natación, Padel, Patinaje, Pelota, Pesca, Piragüismo, Remo, Tenis, Tenis de mesa, Triatlón, Voleibol, y  Waterpolo.

El club deportivo Helios se fundó en 1925 y este año celebra su centenario, y desde su dirección, se pidió a todas las secciones, que trataran de hacer un evento importante, o cuando menos distinto, para durante el año, conmemorar su centenario.

A Sergio se le encendió la luz y pensó: “esta es la mía”, y aprovechando que iba a tener la novedad de los japoneses, podía invitar a todos los judokas de Aragón y clubes de amigos de toda España, y hacer una especie de campo de entrenamiento de una semana en agosto en que muchos clubes están de vacaciones.

Conforme se acercaba la fecha, me comentaba que se estaba apuntando mucha gente y que ya estaríamos alrededor de doscientos. Le asustaba un poco el planteamiento de las sesiones por los distintos niveles que nos podíamos encontrar.

Niveles de edad, pues habría participantes desde infantiles hasta seniors, y… “muy seniors”, y niveles de grado desde blanco amarillo a octavo dan, y dentro de esa amalgama de participantes, judokas haciendo bien, y judokas haciendo no tan bien, aunque sin ser conscientes de ello, porque a lo mejor nadie se lo ha dicho nunca.

Sergio volvía de colaborar en un stage en Suiza donde su amigo Sergi Aswanden le invita cada año para impartir alguna sesión, y allí se encuentra, y no es el mismo nivel, pero si el mismo problema de judokas que no hacen bien, que no saben hacer…

Le conté mi experiencia cuando la RFEJYDA siendo entrenador nacional del equipo cadete me mandó a Japón acompañando al equipo júnior que dirigía entonces Gerardo Poncela, a esta misma Universidad donde yo ya había estado varias veces y conocía a los profesores y su funcionamiento.

Recuerdo el primer entrenamiento. Yo no conocía a los componentes del equipo júnior. Los conocía de verlos competir y quedarse campeones o subcampeones de España, pero nada más. Pasamos al tapiz y después de los estiramientos de rigor, a la orden de “uchi komi desu”, todos se emparejaron y empezaron el tiempo de uchi komi.

Los japoneses empezaron a su forma, ritmo, gritos…, movimientos básicos, donde no hacía falta tener nociones de Judo para saber que lo que estaban haciendo servía y tenía sentido.

Los españoles, ¡qué vergüenza! No había por donde cogerlos. Y yo de alguna manera allí, ¡era responsable!

Cuando iba a ir con mis alumnos a Japón, desde un tiempo antes trataba de pulir los movimientos fundamentales para que, cuando hicieran uchi komi no llamaran la atención. Sabíamos como se hacía allí, y los aleccionaba también en cuanto a como comportarse en esa mentalidad. Y de alguna manera me había ganado una reputación. Como decía Vladimir Barta: “El buen competidor hace al buen entrenador”, y siguiendo con esa premisa, “el judoka, si hace bien, hace bueno a su profesor”.

Y yo que, de alguna manera me había ganado con mis alumnos una reputación en esa Universidad, una reputación que ahora se estaba cayendo por los suelos con los que llevaba en esta ocasión, que como competidores eran los mejores de España pero que técnicamente tenían mucho que mejorar, y yo no tenía nada que ver, ni en que fueran los mejores competidores, ni en que no tuvieran forma en el momento de hacer uchi komi.

Y me dirigí a Gerardo que era el jefe y responsable de la expedición: “Gerardo, nuestros niños hacen algo que no tiene nada que ver con lo que estén haciendo los japos. ¿Qué te parece si los paramos y que se fijen un poco para ver si se dan cuenta y empiezan a hacer mejor?”

Y Gerardo que lo veía como yo, los retiró a un lado y les dijo: “Fijaos solo en como hacen ellos, y luego tratar de imitarlos”. Y durante unos minutos, solo mirar, solo mirar, solo mirar, y luego tratar de imitar.

Y Sergio esta vez, aprovechando que tenía al grupo de japoneses, trató de explicar el tema del estándar en los movimientos. Que los movimientos base son como son, y no como queremos hacerlos nosotros. Que en un momento determinado hacemos de un movimiento nuestro movimiento especial, nuestro tokui waza y es en alguna forma diferente, si nos sale, y nos ayuda a ganar combates, bienvenido sea. Pero los movimientos base son como son y no como los hacemos cada uno de nosotros. Y cuanto más se parezcan al estándar, mejores resultaran.

No todo el mundo tiene claro esto, ni sabe como aplicar los movimientos. Depende de donde han salido, de su profesor, del interés de su profesor, de su interés por progresar…

Y Sergio trató, aprovechando que estaban los japoneses, trabajar sobre el estándar, sobre la forma fundamental de los movimientos. Acción de brazos y piernas al desplazar, utilización del cuerpo, en el momento de practicar movimientos fundamentales, como o soto gari, seoi nage, harai goshi-uchi mata.

Y entre todos se consiguió crear un clima, un ambiente de trabajo, con unos tiempos y una intensidad de randori importante.

Y llegó el momento final, que resultó un momento entrañable, para mí, especialmente entrañable. Agradeció la confianza, el esfuerzo, la forma de conducirse y la entrega de todos. Agradeció la participación y el buen hacer de los japoneses y sus senseis: Adachi sensei, profesor de Kyoto Sangyo y de Yoshi Tanaka, profesor de Kodokan de Osaka.

Sin nombrar al maestro Chung, citó el pensamiento que expresó una vez en Zaragoza: “El judo es el deporte más bonito, pero también el más ingrato porque en Judo cuantos más conocimientos tienes, menos tienes la posibilidad de demostrar”.

Y al terminar la sesión me llamó junto a él, me presentó y dijo:

“El responsable de que estemos todos aquí, y de que se haya podido celebrar con japoneses este stage ha sido este señor, mi profesor.

Hace muchos años, de jóvenes nos llevó a Japón, hicimos contactos y nos hizo conocer…” Y no lo pude remediar, la situación me hizo emocionar…”