
José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo
Todos somos importantes. En nuestra vida encontramos personas que se nos hacen importantes, y nosotros mismos para algunos o muchos, en ocasiones también resultamos importantes.
En un primer momento para todos, los más importantes son nuestros padres. A continuación la familia donde hemos nacido, que nos arropa, nos quiere y nos cuida.
Alrededor nuestro van surgiendo nuevos conocimientos, y en nuestro vivir, al crecer, encontraremos a los que haremos nuestros amigos. En la escuela o colegio, seguiremos haciendo amigos, y conoceremos a nuestros Profesores, que de alguna manera junto con nuestros padres y familia, trataran de formarnos, y nos ayudaran a entender la vida y a como tenemos que afrontarla.
Y de este entorno y trato de personas, padres, familia, amigos, educadores y profesores, poco a poco nos iremos haciendo, y entre todos trataran, y trataremos de salir adelante.
Y en este grupo de personas que se cruzan en nuestra vida y que influyen en nuestro día a día, yo destacaría, como no podía ser de otra manera, al Profesor de Judo que, quizá, por un trato más prolongado, y en muchos casos intenso, llega a resultar importante y determinante en nuestras vidas.
Y entendiendo esta importancia, quiero adjuntar artículos que ya se han subido en ARAJUDO o RFEJYDA y que de alguna manera se reconoce y muestra lo importante que, muchas veces, llega a hacerse el Profesor de Judo, en nuestras vidas.
El profesor de Judo de mi hijo (ARAJUDO febrero 2010)
Al día siguiente de celebrarse el campeonato de España la madre de un judoka llama a Raúl Merino para inscribir a su hijo para las Jornadas de Torrelavega pues había recogido un impreso en el pabellón de Leganés y había pensado que a su hijo le vendría bien participar en el curso.
Comentando la posibilidad de inscribirlo la madre le comenta las peculiaridades de su hijo. Tiene 15 años, pesa en torno a 100 kgs y para el mes de julio espera ser cinturón naranja.
Raúl, con muy buen criterio le dice a esta madre que está muy bien que a su hijo y a ella les interese el curso pero que quizá sea prematuro y que estas Jornadas le vengan un poco grandes en este momento a su hijo. Que de todas formas debería consultarlo con su profesor y se interesó por saber donde practicaba Judo su hijo y quién era su profesor, a lo que la madre no supo responder.
Este desconocimiento de quién es su profesor, por parte de una madre realmente preocupada por su hijo, es lo que motiva esta reflexión.
Los padres se preocupan mucho cuando escolarizan a su hijo, por el colegio o escuela que elijen. A veces es por proximidad, por ideología, por presupuesto pero finalmente matriculan al niño. Más adelante se suelen preocupar por conocer a los profesores de las diferentes materias, sobre todo si las notas no son buenas y por hablar con los tutores.
También apuntan a su hijo en las actividades extraescolares, entre ellas eligen el Judo quizá porque han oído hablar bien de él, o porque el horario les conviene y consideran que es una buena opción pero a veces no se molestan en conocer al profesor de Judo, al “monitor” (como se suele denominar a los que imparten extraescolares), que se va a hacer cargo de su hijo.
Las actividades extraescolares son actividades complementarias, no son asignaturas, ni llegan a ser “marías”, y en muchos casos el Judo llega a hacerse realmente importante en la vida del niño, en su etapa de formación y en su desarrollo.
El profesor de una asignatura convencional tiene a su hijo durante un curso. Un tutor puede tutelar al niño un ciclo de dos o tres años pero un profesor de Judo empieza con un niño y si las cosas se desarrollan con normalidad, lo lleva durante todo su desarrollo y en muchos casos mantiene una relación de por vida.
Recuerdo al maestro José Luís de Frutos, cuando hablaba con verdadera devoción de su profesor Antonio Burrieza, ya mayor, pero siempre presente en su vida.
Si recordamos la importancia y la influencia que un profesor de cualquier asignatura pudo tener en nuestra educación y quizá tan solo durante un curso, tenemos que entender y que asumir la que puede tener un profesor sobre nuestro hijo, y cuanto más la importancia del profesor de Judo, que podrá incidir durante muchos más años y con una “materia” entre manos (el Judo), que el niño practica con verdadera ilusión y en muchos casos con una “entrega total”.
A los padres no les pasa inadvertido el interés y la ilusión con que el niño acude a las clases de Judo. Pero muchas veces piensan que el Judo “es solo un juego”, una actividad más para que el niño se desfogue y que es normal que sea así…, “como va a jugar…”
Los padres casi siempre conocen al profesor a través del niño y de sus comentarios.
Los padres de los más pequeños como los van a buscar conocen algo más al profesor. Lo conocen físicamente y se fijan en su forma de actuar cuando se dirige a los niños.
Los que no conocen al profesor y vagamente conocen la actividad, cuando en una ocasión asisten a una clase de “puertas abiertas” o a una exhibición se quedan extrañados, no tanto de lo que es capaz de hacer el niño, que también, sino de cómo se comporta y como se desenvuelve en el conjunto del grupo.
El silencio, el orden, el respeto, las buenas maneras que imperan en el grupo, en un ambiente deportivo, distendido y cordial sorprende gratamente a los padres.
Luego en el momento de aplicar las técnicas, la coordinación, la habilidad, el control, el cuidado que pone el niño en el trato con sus compañeros, acrecienta la sorpresa y observan en el niño unos valores y entienden el porqué de algunos cambios que últimamente venían observando en el comportamiento de su hijo.
El niño empieza de pequeño con una o dos sesiones a la semana, conforme crece, poco a poco se va implicando más.
Cuando el niño es pequeño contempla al profesor de Judo, fuera del entorno familiar, como una de las personas más importantes e interesantes de su vida.
Conforme el niño va creciendo y va teniendo criterio propio desde su visión de la vida, va conociendo más al profesor. El profesor sigue siendo importante pero va captando sus valores y sus fallos que lo hacen humano, lo que le hace entenderlo mejor. Lo que nunca pudo vivir con un profesor de una asignatura convencional porque su relación fue muy corta, lo vive con una persona a la que ha llegado a querer y que ha llegado a conocer bien, sin ser un familiar, porque lleva mucho tiempo a su lado.
Para el profesor también la relación con ese pequeño va variando. En un principio el niño es un niño más en la clase. Los lazos crecen y se van estrechando a través del trato diario. De ser un pequeño con una relación de dos días a la semana en un grupo de pequeños, a tenerlo cerca prácticamente todos los días… Pasa de ser un pequeño más en el grupo, a hacerse un judoka que se empieza a hacer importante en la vida del profesor.
Es por eso que el profesor de Judo tiene que ser consciente de lo que representa en la vida del niño. Y tiene que ser responsable y consecuente con lo que dice y hace.
“Predica con la vida más que con palabras, el ejemplo es el mejor mensaje”
(Filipina Dachesne)
Y de toda esta relación los padres no son ajenos. Y es por todo esto que los padres, previendo la influencia tan grande que puede llegar a tener el profesor, en el momento de inscribir a su hijo a Judo, deberían tratar de informarse y de saber quién va a ser el profesor de Judo de su hijo.
Gente importante (RFEJYDA 2021)
Comentando con mi alumno David Crespo, que me habían citado por teléfono con el cardiólogo, porque a raíz de que hace unos años tuve un síncope que diagnosticaron como vasovagal, he entrado en el listado de la Seguridad Social, y anualmente me citan para hacer una revisión del corazón.
Cuando en su momento se enteró mi alumno Carlos Rubén López, que es médico cardiólogo, me dijo que me pasara un día por el hospital donde él estaba de guardia para hacerme un chequeo.
En el hospital mi alumno Carlos Rubén, no era Carlos. Era el doctor López Perales, y fui testigo de la consideración que se le tenía, y de cómo médicos, compañeros suyos y personal sanitario lo trataban.
Para mi era Carlos Rubén al que conozco desde jovencito, que empezó Judo con mi amigo Paco Gracia, luego se vino al club y ha compaginado el Judo y la carrera, obteniendo en su momento en las oposiciones del MIR el número 41 de esa promoción en España.
Y cuando le comenté a David que el que me había hecho en su momento una revisión a fondo había sido Carlos, dijo: “maestro, ¡es que estamos rodeados de gente importante!”, y comenzó a enumerar nombres de alumnos del club con cargos y profesiones relevantes.
¡Y además es que tenemos de todo!, y siguió enumerando alumnos, trabajos y profesiones.
“Lo mejor de todo, dije yo, además pensando que es así, es que todos sois importantes, y que todos, cada uno en lo vuestro, sois muy buenos”. Y seguí añadiendo nombres y poniendo ejemplos a su lista.
De muchos de mis alumnos, conozco sus comienzos en los estudios, dudas y problemas que tuvieron y cómo los solventaron, y se de los trabajos que en ocasiones realizaron mientras estudiaban.
El mismo David que está acabando Psicología, lleva toda la carrera trabajando en Decathlon, compaginando sus horarios de estudios con sus horarios laborales, y saca tiempo para entrenarse.
Se está preparando para 4º dan, es monitor de Judo y también imparte clase de Judo en colegios.
De mis alumnos he vivido en muchos casos, los tiempos de cuando acaban los estudios y empiezan a trabajar, sus comienzos laborales, y la trayectoria que llevan. Y esto me hace recordar y me lleva a buscar un artículo que escribí en su momento.
El artículo que he buscado es “Porque algo tendrá que ver”, que me sonaba que tocaba el tema, que colgó Alfonso Escobar en 2015 en la página de la Española y que ahora al recuperarlo veo que viene con sorpresa, pues viene embarazado. Yo no me acordaba, de un artículo anterior colgado en Arajudo, “Otro escudillado”, que me gustó recordar y viene como anillo al dedo a este apartado de Gente importante.
Porque algo tendrá que ver (2015)
El día 1 de enero de 2010, Jesús Asensio colgó en Arajudo esta reflexión que le mandé para comenzar el año. No recuerdo qué, ni quién la motivo pero se que la escribí por entonces. Hacía la número 40 que mandé a Jesús para que colgase en Arajudo.
“Otro escudillado” (1 Enero 2010)
(Escudillar: en aragonés, puede tener el sentido de terminar los estudios, de salir adelante, “otro que sale adelante”)
Escudillar es un verbo que empleaba mi madre, profesora de lengua y literatura cuando alumnas que habían pasado por sus manos, con las que guardaba relación, pasados los años le llamaban para informar que habían terminado su carrera o que se habían iniciado en un trabajo. Su comentario entonces solía ser, “otra escudillada”.
Los profesores de Judo tenemos una peculiaridad que nos diferencia de cualquier profesor de otra materia y es que iniciamos muchas veces la andadura con un niño cuando tiene 5, 6, 7 años y “lo soltamos” cuando tiene…bueno, a veces no lo soltamos.
Durante todo este tiempo, asistimos a su vida deportiva, entrenamientos, pasos de cinturón, cambio de curso en el colegio, de grupo en Judo, lo acompañamos a cursos, concentraciones, lo llevamos a competiciones seguimos sus pasos de grado, sus primeros combates, y asistimos a sus primeras alegrías cuando gana, y sus decepciones cuando pierde.
Lo vemos crecer, vemos su evolución, sus cambios de edad y de humor, su vida en el colegio, sus pasos de curso, como va forjando su carácter, y nos preocupamos por como organiza su vida alrededor del Judo.
En algunos casos vivimos muy de cerca toda su evolución, su crecimiento, y sufrimos todos sus “problemas”, nos implicamos y le ayudamos a solucionarlos. En ocasiones acude a nosotros antes que a sus padres para confiarnos “sus problemas”, y ahí estamos para escucharle, aconsejarle y de alguna forma contribuimos y somos responsables de cómo se va desarrollando su vida.
Evidentemente el responsable de su vida es él mismo y los responsables más próximos sus padres, pero no cabe la menor duda de que nuestro judoka que dedica un tiempo importante de su vida al entrenamiento y al Judo, de alguna forma de ese “enganche” y de esa dedicación al Judo, si que somos responsables.
Vivimos sus amistades, sus primeros escarceos, sus “amigas” su novia, su continuación en los estudios o incorporación al trabajo y toda la problemática que esto conlleva, y en alguna forma somos afortunados en cuanto que nos da la oportunidad de “participar y revivir situaciones pasadas”.
Por eso cuando nos comunica que ha aprobado la última asignatura de su carrera, que ha encontrado un trabajo, que se independiza, que se va a vivir con su novia o que se casa y lo vemos encauzado, nuestra sensación es de tranquilidad, de misión cumplida y nos hace pensar y decir “otro escudillado”.
Hasta aquí literalmente lo que decía la reflexión.
Este artículo ha surgido ahora cuando en estos últimos tiempos he asistido a cómo alumnos míos se han colocado, o ya colocados han asumido puestos de mayor responsabilidad en su empresa.
Porque algo tendrá que ver
Alguna vez los profesores hemos tenido la situación de un alumno que en un momento determinado nos viene a plantear que solo quiere hacer Judo. Que le hagamos un plan de entrenamiento que solo quiere entrenarse y dedicarse al Judo, Esto se suele producir en la adolescencia, cuando nuestro alumno encuentra en el Judo todo lo que le llena y le satisface, y pletórico de salud y con una falta de madurez manifiesta, decide que “quiere tirar por ahí…”
A mí me ha sucedido en un par de ocasiones y mi respuesta siempre ha sido la misma:
“Si solo quieres hacer Judo, no cuentes conmigo. El Judo que tanto te gusta te tiene que ayudar a crecer, a formarte, a estudiar y a labrarte un futuro. Si después de terminar tus estudios sigues queriendo ser Profesor de Judo, tendrás suficiente nivel de Judo para realizar los cursos establecidos y hacerlo, pero tu misión ahora es formarte y acabar tus estudios”.
En Japón los jóvenes después del high school pasan a la universidad.
Me comentaba un profesor de español en una universidad en Japón, que las empresas cuando van a las universidades a ofertar trabajo, tienen predilección por los judokas. Los judokas han demostrado una voluntad especial madrugando cada día para entrenarse y cumplir con una disciplina que los ha hecho fuertes, tenaces y persistentes. El Judo les ha proporcionado también la capacidad para tomar decisiones y en las empresas los prefieren con estas cualidades.
Mi alumno Saúl Nafría cuando terminó ingeniería, encontró trabajo en un par de empresas de proyectos industriales para terminar en la empresa responsable de instalar y gestionar el tranvía en Zaragoza. Ahora le han buscado para trabajar en una empresa ferroviaria, de las más importantes que hay en Europa y que tiene su sede en Alemania.
Comentando con mi alumno Chema Laspuertas, “mi bombero” que desde pequeño siempre quiso serlo, me hace notar cómo todos los judokas del club cuando acaban su formación se integran con cierta facilidad en el mundo laboral.
Y dice que eso quizá no es casualidad. Que el hecho de hacer Judo quizá tiene algo que ver…
Preparando su tercer dan Jorge Pérez Bailón, me justifica que el viernes pasado no acudió a entrenarse porque tenía la ceremonia de graduación en la facultad. Jorge terminó Físicas en junio y ahora se prepara para hacer el doctorado. Le pregunto sobre su futuro y me dice que una vez realizado el doctorado quizá pueda quedarse en la universidad. Y si no, ilusionado, me habla de otras opciones.
Cuando le comento la conversación que mantuve con Chema me dice que es cierto. Que quizá los judokas somos más resolutivos y tenemos ese afán de superación, voluntad, tenacidad, esa capacidad de sufrimiento, de resolución que nos hace resolvernos con mayor facilidad en el momento de integrarnos en el mundo laboral.
Al llegar a casa imprimí el listado de cintos negros del club y me dediqué a repasar por nombres y tratar de recordar sus estudios y su situación laboral.
No tengo certeza de donde están trabajando todos, pero si la mayoría y contrasto que están bien situados, lo que sin ser directamente responsable me llena de orgullo, porque algo tendrá que ver…
Y después de releer y recordar estos cuatro artículos, “El Profesor de Judo de mi hijo, gente importante, porque algo tendrá que ver, y otro escudillado”, todos con ejemplos de situaciones que vivimos todos, nos hace ser conscientes y confirmar nuestra importancia y responsabilidad, que tenemos como Profesores de Judo.