09/07/1937 – 29/01/2016

Nacido en Lequeitio, Vizcaya, este vasco/valenciano, ya que residió en Valencia desde el año 1960, forma parte de una de las familias más importantes del Judo nacional, los Alcibar, él y sus hijos Mari Mar y Nacho, los 3, han sido campeones de España Senior, desde luego que es una buena carta de presentación para conocer mejor a nuestro protagonista.

Algo de sus comienzos y la formación del Club Ronin:
Fundadores, Ignacio y Jesús IgnacioAlcíbar Arrasate, proceden de Francia. Ignacio fue allí en 1956, en París donde aprendió judo y entrenamiento, hasta que logró el cinturón negro y fue Campeón de Francia de cinturones marrones. Regresó a España para realizar el servicio militar. Vivió en Madrid durante 1959 a 1960 y permaneció allí durante este tiempo, enseñando judo en el club Fernando Franco (primer cinturón negro oficial de España).


En octubre de 1961 comienza a funcionar el Club Ronin dirigido por Miguel Jiménez, donde el maestro sería Ignacio y su hermano Jesús. El judo de los hermanos era de una calidad técnica exquisita, espectacular y rápido. En 1962 el Club Ronin pasó a manos de los hermanos Alcíbar dando lugar a una larga historia de tradición y éxito.

Su hijo, Nacho Alcibar uno de los grandes competidores de nuestro país, nos muestra no solo al judoka conocido, también al padre de familia con sus aficiones lejos del Judo.

Mi padre era una persona vasca, de los que hacían las cosas con honor. Muy querido entre sus personas cercanas, se comunicaba con todos, no solo con sus alumnos destacados, persona cariñosa y cercana. daba gusto estar con él, de esas personas a las que les gusta contar anécdotas y hacer partícipe a los demás de sus historias.
Familia humilde de pescadores de 7 hermanos. El padre salía a la mar mientras que la madre regentaba un bar en puerto, el bar Choko, cocinaba el atún fresco que llegaba en los barcos a puerto. Su hermana la mayor se va a Francia e Ignacio sigue sus pasos y marcha con 14 o 15 años. Empieza a trabaja en un taller de coches y estando allí, localiza un club de Judo, ese club de Judo no estaba cerca y tardaba 1h30’ en ir en bici.

Vuelve a Madrid para hacer el servicio militar, y a los pocos meses le destinan a Valencia, es en ese momento donde conoce la que será su esposa. Comienza a dar clases con Miguel Jiménez, en Shidokan, en Blasco Ibáñez, y en el año 1961 funda el Ronin. También por aquel entonces da clase en el ejército.

Se hacían ellos los propios judogis, se los hacia su madre y en el gym tenían los judogis colgados en unas barras y allí se quedaban, esperando un nuevo entrenamiento.


Era un gran aficionado a la pesca, uno de sus hermanos fue campeón de España de pesca a pulmón. Persona muy familiar, se hizo un chalet con sus manos, le gustaba la pelota vasca e hizo en el chalet un frontón, en ese frontón y a mano descubierta jugábamos juntos. Con la edad y cuando ya el físico no le dejaba realizar el deporte como a él le gustaba, le dio por dibujar.

El Maestro José Antonio Valverde, se despedía así de nuestro protagonista:

A principios de los años 60 mi hermano Carlos y yo descubrimos una disciplina, un deporte, un juego, un sistema, no sé muy bien cómo llamarlo, que se conocía como Judo.

Durante unos años, de la mano y en compañía de gente magnífica nos fuimos aficionando a él. No lo hacíamos mal. Técnicamente dábamos buena imagen, nuestros gestos eran buenos y de vez en cuando hasta teníamos resultados.

Hasta que un día apareció en el club alguien especial. Creo que venía de Madrid, del gimnasio Samurái, que era uno de nuestros rivales.
Era un vasco, grande, poderoso, apacible, amable y sensato.
Existen momentos en que decir eso de que «hay un antes y un después» llega a ser un tópico. Pero esa vez no puede ser más apropiado.

A la llegada de Ignacio Alcibar lo que estábamos haciendo tomó sentido. Poco a poco su calma, su seguridad, su paciencia, su gran conocimiento del judo, fueron coloreando nuestra forma trabajar y nuestros grados. Y al mismo tiempo su honestidad, su aplomo, su serenidad y su gran sentido de la amistad y del respeto nos fue forjando como seres humanos dignos. Por lo menos a mí.

Ignacio era un gran competidor, un enorme “Sempai” Y por lo tanto un excelente ejemplo. Desde cinturón azul a segundo dan y maestro entrenador nacional pasé de su mano. Me examiné de 4º dan cuando él lo hizo de 6º. Conservo con afecto el carnet de grados de aquella época firmado por él. Infinidad de randoris, combates, entrenamientos, explicaciones, trabajo en el suelo, que por cierto era como luchar con una apisonadora o con un pulpo gigante, convirtieron esa relación en algo esencial en mi vida.

Y posteriormente a lo largo de más de 50 años, su ejemplo en todos los aspectos, como amigo, como compañero, como maestro, su trayectoria personal y profesional, me dejaron una profunda huella.

Desde la distancia muchas veces he podido seguir sus avatares, su amor por la familia y por extensión a sus alumnos. He visto como su sólido carácter y su honestidad intelectual le jugaban malas pasadas en un mundo con demasiados mediocres.

Ignacio decía lo que pensaba. Defendía sus ideas con nobleza y en ocasiones eso hizo que no le trataran correctamente. Pero su labor ha quedado para nuestra historia. Sus discípulos lo prueban y llevan un trozo de su ADN. Cuando veo a Nacho, su hijo, lo veo a él. Me puedo imaginar el orgullo de Ignacio observando a sus hijos y a sus nietos, vigilándolos como el solía decir. Supongo que todos tenemos decenas de anécdotas que Ignacio protagonizaba, los primeros chistes de Chomin, el chuletón que comí con él en el puerto de Lequeitio, campeonatos, randoris, risas, tristezas, alegrías.

Cuando se trajo a Jesús, que estaba en París, empecé a tomar lecciones de vuelo sin motor, gracias a su “ashi guruma”, que era como la segunda parte de los “tai otoshi” del hermano mayor. Entre los dos contribuyeron en gran medida a mi concepción del Judo y me brindaron no solo su amistad sino su ejemplo.

Con la partida de Ignacio cierro una etapa en la que después de perder físicamente a mis cuatro maestros más importantes: Miguel Jiménez, Birnbaum ,Burger y Michigami., ahora se marcha también Ignacio Alcibar. De él me quedará siempre la impronta del judo inteligente, estable, sereno, tan de acuerdo con el espíritu vasco que comparto por sangre materna.

Bersarkada bat Iñaki. Eskerrik asco. Itxoiten dit itsasoa ere.

Así se despedían de él desde la las Redes Sociales de su Club:
Hoy es el día más negro de nuestros más de cincuenta años de historia. Ha fallecido Ignacio Alcíbar Arrasate, fundador y alma del club Ronin.

Es muy complicado tratar de poner palabras a todo lo que supuso Ignacio, no sólo para el judo valenciano y español, sino para tantos y tantos judokas que disfrutamos con este deporte y que tuvimos la suerte de coincidir con él en el tatami. Pionero del judo en la ciudad de Valencia, fundador del Ronin junto con su hermano Jesús, judoka con una calidad y elegancia excepcionales, pero ante todo maestro. Maestro de niños, de mayores, de grandes campeones. Maestro de los de verdad, de aquellos que continúan siendo referente de sus alumnos aun cuando se han marchado. Una persona excepcional por su forma de ver el judo y la vida, por su forma de transmitir y de enseñar. La marcha de Ignacio nos deja a todos huérfanos, desconsolados, abatidos. Él era la esencia y el espíritu del Ronin, y lo seguirá siendo mientras quedemos gente que tratemos de hacer honor a lo que ese nombre representa.

Ignacio nos deja un tremendo legado y cientos de recuerdos que harán que siga estando muy presente en nuestras vidas. Quien permanece en la memoria y el corazón de las personas, nunca muere.

Gracias sensei. Descansa en paz.

Currículum deportivo.
-Grado: 6ºDan. Conoció a Anton Geesin (1964 Campeón Olímpico en Tokyo) en un curso en Barcelona a raíz de hacer ese curso le trajo a Valencia en muchas ocasiones. Es el de Paises Bajos, el que le concede el 6ºDan.
-Maestro Nacional de Judo número 13 de España.
-Arbitro Internacional, arbitro en campeonatos de Europa.
-Campeonatos de España: Campeón año 1965 en +93kg y en Open. Subcampeón en 1963 y Tercero en 1964.
-Campeonatos de España por equipos: Subcampeón los años 1961, 1962, 1963 y 1964. -Director técnico de la Federación Valenciana de Judo. -Participo en el Campeonato de Europa del año 1965 en la 14º edición y que se celebró en Madrid el 18 de mayo. -Alumnos destacados entre los que se encuentran campeones de España senior y algún medallista mundial: Vicente Rochela, León Villar, Rosario Ros, los hermanos Carratalá, sus hijos Mari Mar e Ignacio Alcibar, Pedro Caudet, Luis Millán y Paco Tarín.

Agradecimientos: Nacho Alcibar y Andrés Mínguez