José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

Todos los Profesores de Judo que impartimos clases, nos deberíamos preguntar:

¿Qué buscan nuestros alumnos cuando vienen a Judo? Y las respuestas podrían ser:
Hacer ejercicio, aprender un deporte, ideas para defenderse, practicar destrezas, encontrarse bien, un ambiente, relacionarse, un lugar de encuentros, hacer y tener amigos, producir endorfinas, salir bien después de cada sesión, relajarse, aprender técnicas, habilidades, reconocimiento, encontrar un contexto donde todos son admitidos siendo tal como son, valorados por el profesor y apreciados por sus compañeros, y sentir la progresión dentro del deporte.

Y nosotros ¿qué esperamos? ¿Qué pretendemos cuando estamos durante años, tiempo y tiempo, impartiendo clases de Judo?
Mantenernos activos, transmitiendo y comunicando, lo que descubrimos en su momento, y decidimos apostar por ello, ganarnos la vida haciendo algo que nos gusta, vivir con una actividad que nos motiva y nos llena.

Como dice Francésc Miralles:
“Estar ocupados en cosas que nos gustan, nos mantiene vivos”
“Cuando a uno le gusta lo que hace, nunca le parece que está trabajando”

Y por supuesto tratamos de comunicar y esperamos, que nuestros alumnos, entiendan y que empiecen a sentir aquello que sentimos nosotros cuando empezamos. Que cuando vengan, necesiten volver, que se encuentren bien, que integren el Judo en sus vidas, que aprendiendo y practicando técnicas vayan reconociendo sus valores, y apreciando su progresión

Que noten cómo el Judo influye en su comportamiento, y que se perciba en la relación y en el saber estar de todos con todos, dentro y fuera del tapiz, y del gimnasio.

Que el club resulte un lugar de cita, de encuentro y de expansión, de tranquilidad, donde poder acudir, encontrar amigos, de resolver problemas, que el tatami pase a ser la sala de estar del club… y que el Judo resulte el motor de una escuela de vida.

Y nosotros, viendo cómo nuestros alumnos van progresando en la realización de los movimientos, cómo su progresión en Judo se va fortaleciendo, y en muchos casos también observamos un cambio de mentalidad, de forma de actuar, viendo cómo nuestros judokas, se van formando, creciendo en ese ambiente alrededor del Judo, apreciando su madurez y constatando cómo se van estableciendo en la vida, es cuando sentimos que nuestra dedicación tiene sentido y vamos apreciando cómo nuestra misión, a través del Judo, va produciendo sus frutos.

“Algo por lo que vale la pena ser recordado, es por la influencia que uno ejerce en la vida de los demás”. (Alex Rovira)

Y algunas veces cuando antes de cada sesión estamos esperando que aparezcan nuestros alumnos, nos preguntamos: ¿Y si hoy no viene nadie? Porque todo, tiene un comienzo, una vida y un final.

Y tratamos, aparte de facilitar un lugar de encuentro, de la práctica y progresión habituales para ayudarnos en nuestra labor, de crear en nuestros alumnos unos objetivos que puedan lograr, como son, obtener y pasar de grado o asistir y participar en competiciones.

Sobre las motivaciones para practicar Judo comentaba nuestro alumno Eduardo Berbegal, en la actualidad tercer dan de Judo, y habitual del grupo que imparte mi amigo y socio Jesús Sánchez, que si haces Judo, y te dedicas solo como objetivo a preparar un paso de grado, si no lo consigues, te puede resultar una experiencia frustrante.

Y evidentemente, no conseguir cualquier objetivo que te propones en la vida te puede frustrar. Y en Judo pasar de grado y ganar combates en una competición puede ser, y de hecho son objetivos a alcanzar.

La competición, puede resultar en un mayor número de veces frustrante, porque no depende solo de tus facultades y de tu esfuerzo. Enfrente tienes a un rival que aspira a lo mismo que tú, y muchas veces con mejores condiciones y posibilidades de entrenarse.

Y aunque frustrante, porque además, el asistir y preparar competiciones conlleva una mayor dedicación, más tiempo, viajes, gastos, pero resulta un apoyo con el que el Profesor mantiene a sus alumnos. Con toda la problemática que implica, es una ayuda.

El preparar y pasar de grado y llegar a cinto negro es evidentemente, otra.
Sin embargo el pasar de grado depende de tu interés, de tu tiempo dedicado y aplicación por conseguirlo.

Y el que nuestros alumnos salgan bien, y “enteros” de cada sesión, relajados, cansados pero satisfechos, cargados de buenas sensaciones, por todo, por el ejercicio realizado, por las relaciones con sus compañeros, por el aprendizaje, simplemente por…, “el Judo por el Judo”, no es a lo mejor lo más fácil, pero es lo que los Profesores de Judo nos tenemos que proponer y conseguir cada día.

Y en las sesiones encontramos a nuestros alumnos. En todas las sesiones, tenemos alumnos que por su forma de proceder nos llenan más que otros. Y tenemos alumnos que esperamos con impaciencia: “Cada persona es como una flor única entre millones de estrellas” (Saint-Exupery), y otros que si por el motivo que sea, faltan, ni nos importa tanto, ni los echamos de menos.

Nuestros alumnos se van ganando nuestra consideración, por su manera de comportarse y de resolverse en las sesiones.

Inicialmente todos son igual de importantes en el mantenimiento del club por la cuota que pagan. Luego por como se conducen, por su actitud, por como se involucran en la vida del club, por como se relacionan con sus compañeros, por el interés que demuestran en el momento de practicar las técnicas, y por la relación que van entablando con nosotros, se van ganando nuestra atención.

Hay días, que esperamos a nuestros alumnos y en ocasiones algunos no vienen. Los que no vienen, en ese momento, no piensan que la sesión sin ellos no va a ser igual. Solo piensan lo que supone para ellos perder una sesión, que no van a practicar Judo ese día, y no piensan, no se dan cuenta del “perjuicio” que ocasionan en el grupo y al club. Aunque paguen la cuota.

Y para el Profesor, queremos que estén todos, incluso aquellos que a veces nos resultan molestos, pero falten los que falten, los echamos de menos.

Y los Profesores, nos las tenemos que arreglar para impartir y salvar las sesiones. Y vengan los que vengan, conseguir que los que han asistido trabajen, salgan contentos, motivados, y dándose cuenta de que han aprovechado el tiempo, y de que su sesión y entrenamiento les ha servido, a pesar a veces, de estar pocos.

Porque lo verdaderamente importante es conseguir, realizar el entrenamiento con los que vienen.