Amistad, alegría, diligencia, respeto a las normas, amabilidad, simpatía, gratitud, convivencia, generosidad, sinceridad, amor, objetividad, puntualidad, saber perder, paciencia, bondad, perseverancia, entereza, sobriedad, lealtad, tolerancia, perdón, justicia, solidaridad, ecología, libertad, paz…

Y todo esto se puede conseguir… ¡practicando Judo!

Toda esta nomenclatura evidentemente no la he ideado yo. Es una recopilación de actitudes y valores éticos que he encontrado en distintas publicaciones y que he recogido. 

También es cierto que otras actividades, “bien dirigidas” pueden desarrollar estos valores sin necesidad de ser judokas. Incluso un individuo “bien encaminado” sin practicar grandes actividades, puede llegar a adquirir muchas de estas cualidades. 

El Judo es proclive a desarrollarlas pero no tenemos “la exclusiva”. Pero como hablamos de Judo y el Judo es nuestro campo, vamos a intentar analizar desde aquí cuales, cómo y mediante qué, se desarrollan en el judoka estos valores.  

Los principios del Judo enunciados por Jigoro Kano son: “máxima eficacia” y “prosperidad mutua” y los métodos de entrenamiento propuestos para progresar en Judo son el kata y el randori.

Kata significa forma, y es un sistema de movimientos previstos que enseñan las bases fundamentales de ataque y de defensa.

Randori significa práctica libre, y consiste en competir como se haría en un combate. 

En algún sitio leí una vez, que en Judo todo lo que no es kata es randori y que todo lo que no es randori es kata.

Y tanto el kata como el randori se pueden estudiar y trabajar como educación física o como entrenamiento de los métodos de ataque y defensa.

Recuerdo al maestro Uzawa en un curso refiriéndose a un participante, para indicar que el uchi komi que estaba realizando no lo practicaba como él pensaba que se debía hacer, decía que lo que él hacía era: “solo gimnasia”.

La práctica del randori es el medio por excelencia para el desarrollo de estos valores.

El randori se puede practicar como educación física (solo gimnasia), o como entrenamiento de los métodos de ataque y de defensa, pero siempre todos los movimientos hay que tratar de efectuarlos con el principio de “máxima eficacia”.

El randori es la práctica habitual en los clubes, y dependiendo de qué sesión es distinto, y distinto al entrenamiento de competición. Es otro contexto. Pero en las sesiones hay que hacer randori aunque el randori puede no ser siempre igual. No son lo mismo sesiones de pequeñitos, de juveniles, de veteranos, de competidores… 

Pero en cualquier caso el trabajo de randori debe proporcionarnos siempre una acumulación de sensaciones importantes tanto a nivel físico como mental.

La práctica del randori nos hace responsables, sinceros, calculadores, cautelosos, decididos, nos hace estar en permanente alerta, lo que nos aporta confianza en la resolución ante cualquier problema.

El análisis y conocimiento propio, del contrario y del entorno, escoger la estrategia adecuada, tomar la iniciativa y pasar a actuar (toma de decisiones), nos lleva a detenernos y a evaluar una vez conseguido el objetivo, y a mantenernos expectantes y ser capaces de volver a actuar hayamos salido o no airosos de la situación. 

Y todo esto en los pocos segundos que dura cada acción.

La atención, la observación, la imaginación, el razonamiento y el juicio se generan de forma natural con la práctica de Judo. Y son atributos que nos son útiles en la vida.

Y dado que la práctica del randori es el medio más adecuado para el desarrollo de estos valores me gustaría poner a continuación las recomendaciones que el maestro Le Berre indica para la práctica del randori.  

Recomendaciones del maestro Le Berre

La práctica del randori es para aprender a tirar, no para aprender a defenderse. 

Cuando se trabaja para defenderse se pasa a llamar kakari geiko. 

El randori debe ser fuerte y debe servir a todos y que tan importante es aplicar una buena técnica, como  encadenar una buena caída.

En el momento de trabajar randori se pueden dar cuatro situaciones: 

  • Cuando uno de los dos es de inferior nivel. 

Entonces el de menor nivel debe atacar sin parar.

  • Cuando el nivel de los dos es similar. 

En este caso deben trabajar fuerte los dos.

  • Cuando uno de los dos es superior. 

El más fuerte tiene que adaptarse al nivel del inferior. 

Esto no quiere decir que tenga que dejarse tirar, ni que no pueda tirar, pero tiene que trabajar en consecuencia. 

No puede uno de mayor nivel producir miedo entre sus compañeros en el momento de hacer randori. 

Si esto pasa es que el de mayor nivel no ha entendido el randori y no sabe trabajar.

  • Y finalmente cuando se practica con un mayor no se tiene el derecho de tirarlo.

Y trabajando de esta forma, de la práctica del randori fluye el principio del Judo: “progresión mutua”.