José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

A mediados de julio, de 2024, recibo un whatsapp que me manda mi amigo y socio Jesús Sánchez, de una entrevista que, con motivo de su ascenso a 10º dan, hacen al francés Jean Luc Rouge.
Lo comento con nuestro Profesor francés Juan Cotrelle, y me dice que Rouge es 10º dan desde diciembre de 2023.

Jean Luc Rouge, ha sido campeón del mundo, Presidente de la Federación francesa y no se cuantas cosas más, seguro que se lo merece, pero 10º dan…

Cuando yo empecé a hacer Judo, mi Profesor era cinto marrón, ver y conocer un judoka que fuera cinto negro era una novedad, alguien en quien había que fijarse y mirar.

En Zaragoza, por aquel entonces, llegué a conocer a Luís Zapatero, a Jesús Vicente, que también fue Profesor mío, y a Manuel Yagüe. Sabía de la existencia de Miguel Ucelay, un farmacéutico a quien nunca conocí, y de José Rivera, el doctor Rivera a quien miraba con recelo, por la fragilidad que aparentaba, pensando que pudiera romperse.

Como cinto rojo-blanco, tenía de referencia a Mikonosuke Kawaishi 7º dan, el autor del libro, “Mi método de Judo”, de la editorial Bruguera, el primer libro que tuve de Judo, que me regaló mi tío Ricardo.

En 1970, y son datos que encuentro en el número 2, de la revista que entonces editaba la Federación Española, y que dedicó a la Asamblea Nacional, en España existía y se hacía pública, “La lista oficial de cinturones negros”, donde no había ningún 6º dan. El grado máximo era 5º dan y lo componían estos cinco:
Fernando Franco, José Pons, Henri Birnbaum, Roland Burger y Masurao Takeda.

Con el grado de 4º dan figuraban diez: Alfredo San Bartolomé, José Navarro de Palencia, Amado Ramos, Víctor Gaspar, Ignacio Alcibar, Pedro Gómez, Fidel Julián, Heriberto García, Shu Taira y Rober Muratore.

Y en España pronto hubo dos sextos danes. En Barcelona Henri Birnbaum y en Madrid Roland Burger.

Y en aquellos tiempos si conocer un cinto negro era algo especial, ver un cinto rojo blanco era una quimera. A los dos veía, estudiaba y me fijaba cuando aparecían en algún acto en alguna ocasión. Y con los dos tuve “una cierta relación”. Roland Burger, formaba parte del tribunal cuando pasé a 1º dan, junto a mis amigos Manuel Hernández y Jesús García Palacín, que, reconociendo el trabajo de nuestro Profesor, nos felicitó. A Henri Birnbaum lo tuve de Profesor en la asignatura de kata, en los cursos de titulación en Barcelona.

Y en esos comienzos y esa fase de formación, enamorado del Judo, todo era intentar encontrar información porque todo era querer saber lo más posible sobre este deporte.

Lo que estaba claro es que Jigoro Kano había sido el que inició el tema.
Y que los 7 primeros decimos danes fueron: Kunizaburo Lizuka, Kaichiro Sato, Sotaro Tabata, Hajime Isogai, Kiudo Mifune, Yoshimasa Yamashita, Yoshioki Nagaoka.

Lo que desconozco, si estos primeros décimos danes, fueron todos alumnos directos de Jigoro Kano, si llegaron a vivir su 10º dan, y si lo fueron todos o alguno a título póstumo.

Cuando en 1977 empezamos con el club Judo Las Fuentes, pronto hará 50 años, mi amigo y socio Jesús Sánchez y yo, los dos interesados en la parte histórica del Judo y queriendo saberlo “todo”, y transmitir su historia, dedicamos en una parte de una pared del club a la colocación de unas fotos de estos siete 10ºs danes. A estos añadimos más tarde a Mikonosuke Kawaishi, introductor del Judo en Francia, cuando la Federación Internacional comunicó que se le consideraba también 10º dan.

Y durante muchos años, para nosotros solo habían existido estos siete, decimos danes, ocho, si contamos a Kawaishi. Los siete primeros décimos danes, míticos y legendarios, todos japoneses, que si no alumnos directos, si coetáneos de Jigoro Kano.

De alguna manera conocer y saber que solo habían existido 7 decimos danes, y pensar que ya no podía haber más, les otorgaba una leyenda y un misterio especial a estos nombres y a estas fotos.

Y en los últimos tiempos, se han promocionado a 10º dan a los judokas, que nombro sin orden ni concierto, porque desconozco el momento, los méritos y la situación en que fueron nombrados, Geesink, Shinohara, Kuri Hara, Courtine, Daigo Kotani, Abe, Osawa, Daigo, Kerr, Capelleti, Palmer, Uemura, Nauwelaerts, Uchida, Fukuda, seguro que me dejo algunos, y sé que, la mayoría, ya han fallecido, y de estos, decir que solo he conocido de cerca a Geesink y a Capelleti, que en su momento trajo mi amigo Raúl Merino a las Jornadas de Torrelavega.

Y ahora Rouge. Compartir un tramo de vida con un décimo dan, cuando siempre había pensado que era un grado inalcanzable, para los mortales actuales y haber conocido y tratado a este décimo dan, me hace entender, y me hace ser consciente de mi edad y de la vida pasada.

Con este nuevo 10º dan, Jean Luc Rouge, yo tuve una mayor relación. Mi Profesor Ángel Claveras, junto con su amigo Juan Cotrelle organizaron en la década de los 70, unos cursos de Judo en verano para sus alumnos. Los primeros fueron en Villanúa (Huesca), en 1972, 73 y 74.

En 1975 lo pasaron a celebrar unos días de julio en la localidad de Tauste (Zaragoza). Allí iba a venir como Profesor el campeón francés Guy Aufray, que al no poder asistir, mandó a un compañero suyo del equipo nacional francés, que resulto ser Jean Luc Rouge, que compitiendo en el Campeonato del Mundo en Viena tres meses más tarde, en septiembre de 1975, Rouge resultó campeón, disputando la final frente al japonés Ishibashi.

Los años siguientes el curso se paso a hacer en Tarragona y más tarde en Mauleon (Francia), con Rouge, Aufray, sumándose Gerard Gautier al cuadro de Profesores

“¿Muchos coches?”, nos preguntaba Juan Lucas, que es como nosotros llamábamos a Rouge, cuando llegábamos tarde al entrenamiento en el curso de Tarragona, que durante años organizó nuestro Profesor Ángel Claveras.

Nosotros estábamos alojados en el apartamento que los padres de nuestro amigo Paco Gracia tenían en Cambrils, y hacíamos el recorrido, cada día para asistir al curso, por una zona de playa, en donde había mucha circulación, y cuando llegábamos empezada la sesión, nos justificábamos diciendo que había muchos coches, cosa que además era cierta, porque era una zona de turismo y mucho tráfico.

Y luego Juan Lucas, nos cogía en el randori, y jugando con nosotros, cada vez que nos tiraba, nos preguntaba: ¿muchos coches?

Ahora nuestro Juan Lucas, el que jugaba con nosotros, es 10º dan.
El mismo grado que los que tenemos colgados en la pared del club. Los siete míticos decimos danes, que ahora, cuando nos refiramos a ellos, tendremos que decir los siete primeros decimos danes.

Antes ser cinto negro tenía su aquel y su misterio. Ahora cinto negro puede ser cualquiera. Antes poder llevar un rojo blanco indicaba un nivel, implicaba una vida llena de Judo, y lo llevaban muy pocos. Hoy, no se si porque todos tenemos mucho nivel y mucha vida de Judo, lo podemos llevar muchos.

Antes ser 10 dan eran solo siete y como se suponía que no podía haber más, eran “los siete décimos danes”. Ahora se ha abierto la caja, y cada día hay más.

Porque de alguna manera, con todo esto, el grado en Judo, los danes en general, y el 10º dan en particular, ¿no se deprecia?

No digo que los nominados no lo merezcan. Todos lo merecen. Todos han sido o son grandes judokas. Todos han dedicado y dedican su vida al Judo y trabajado por el Judo. Todos son y han sido muy grandes alrededor y dentro del Judo. Pero ¿no hay otra manera de que se les pueda reconocer?

¿No hay otra forma?