José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

¿Conoces a Garrigos? Me pregunta mi sobrino Alberto, el domingo siguiente a proclamarse Fran medalla de bronce en París. Claro que lo conozco. Todos los que estamos en este mundillo lo conocemos. Ha sido campeón de Europa y campeón del Mundo. Es de Madrid, pero no tengo relación, ni amistad con él.

Al que, si conozco bastante más, es a su Profesor y entrenador Joaquín Ruiz: Quino. El incombustible Quino. Campeón de Europa en 1988, subcampeón del mundo en Barcelona en 1991 y olímpico en Barcelona, Seúl, y Los Ángeles.

De los que participan en estos Juegos, cuatro son alumnos suyos:
Fran Garrigos, Laura Martínez, David Garcia Torné y Nikoloz Sherazasdishvili.

Al ver a Quino por televisión al pie del cañón, se me reviven todas las emociones que se producen en un entrenador en el momento de la competición, y: ¡qué pereza!

Y viendo a Quino por la tele apoyando a Garrigos, se me juntan sensaciones de admiración y de envidia. Su conocimiento de Judo, su intuición para la competición, y muchas de sus cualidades: saber de Judo, constancia, voluntad, determinación, capacidad de trabajo…

En mi carrera como entrenador, en la década de los 90, en que yo hacía todo hasta donde podía, tuve dos alumnos con los que pude soñar que participaran en unos Juegos.

Manuel Orgaz, que vivió en 1992 en Barcelona los Juegos desde dentro, porque Sergio Cardell, entrenador de Miriam Blasco, “me lo pidió”, para en los entrenamientos, hacer “de coreana” que era zurda como él. Luego en el siguiente ciclo, Orgaz cambió de peso, terminó su carrera, encontró trabajo y decidió cambiar sus prioridades, y dar un nuevo rumbo a su vida.

El otro fue Sergio Doménech, que ya clasificado para Sydney 2000, en un Torneo en Roma, se lesionó las cervicales. Coincidió que ese año yo tuve un accidente de tráfico a la vuelta de unos entrenamientos en Manresa, que también cambiaría mi forma de ver y afrontar la vida.

Recuerdo que en esas fechas y de los pesos que me concernían, conocía y “tenía fichados” a todos los posibles rivales de mis alumnos, y los tenía a todos controlados. Hacía todo lo que se me ocurría, sabía, y podía hacer, para que mis alumnos tuvieran más posibilidades de conseguir mejores resultados.

Pasados los Juegos de Barcelona 92, en 1993, en el campeonato de España, en que ya no competía Carlos Sotillo, que durante años fue el que copó la categoría de 60 kgs, el gallego Roberto Naviera nos sorprendió ganando a Orgaz.

Y en 1993, preparando el campeonato de España del 94, en que Orgaz resultó campeón, fui hasta Hamilton (Canadá), donde se celebraba el campeonato del Mundo, para ver competir a Naveira.

En ese campeonato del Mundo recuerdo que, Almudena Muñoz fue subcampeona, y León Villar resultó tercero en -86 kgs.

Y volviendo a los resultados en los Juegos, España, a lo largo de su historia, en Judo ha obtenido las siguientes medallas:

En Barcelona 92, dos oros: Miriam Blasco y Almudena Muñoz
En Atlanta 96, tres medallas: Plata para Ernesto Pérez y bronces para Isabel Fernández y Yolanda Soler.
En Sydney 2000 Isabel Fernández resultó oro
Sequía de medallas de Judo, en Atenas 2004- Beijín 2008-Londres 2012-Río 2016-Tokio 2020
Y ahora en Paris 2024, Fran Garrigos, bronce.
Destacar también, los quintos puestos, (diplomas), de Laura Martínez Abelenda, Ai Tsunoda,Tristani Mosakhlisvili y Nikoloz Sherazasdishvili que no son medalla, pero…

En una competición, un competidor cuando empieza bien y va ganando combates, llega a semifinales, y pelea por meterse en la final. Si se mete en la final, será primero o segundo.También si no pasa a la final, tiene la posibilidad de resultar bronce, pero también tiene la opción más amarga, que es la de perder el pase a la final y luego perder el bronce.

Y de vivir la situación, de verse metido en la final, tocando las medallas, a resultar “solo quinto”, va un mundo.

En muchos campeonatos, vemos en el podio, el campeón siempre exultante, el subcampeón muchas veces, parece “triste”, y son los bronces los que más saludan y sonríen.

El campeón lo ha ganado todo y se ha realizado, el segundo ha terminado perdiendo, y lo está asimilando, y los terceros, acaba de ganar, y ese final de jornada, habiendo visto “las orejas al lobo”, de haber podido quedar en el anonimato, alimenta su espíritu.

Tendrán que pasar unos días, para que los que han obtenido diploma, se den cuenta de que resultar quinto olímpico, no está nada mal, aunque del trabajo invertido en horas, ilusión, esfuerzo que han dedicado primeramente ellos y sus familias, su entrenador, sus compañeros, su grupo de trabajo, (los otros campeones), les va costar recuperarse.

Porque en unos juegos Olímpicos no hay malos. Todos los que participan, tienen un nivel contrastado. Todos tienen detrás un palmarés importante, que tienen que exhibir ese día, y en Judo compiten dos cada vez, y solo gana uno. Y en Judo un combate, se decanta, se gana o se pierde muchas veces mediante una acción y en un instante.

Y así es la competición en Judo. Afortunadamente el Judo no es solo competición.
Y todo lo que rodea la competición, es lo que hace ser a nuestros deportistas, judokas, y es lo que les distingue en su forma de conducirse, muchas veces dentro y fuera del tapiz. Cuando compiten y cuando no están compitiendo.

Así que enhorabuena a todos, medallistas, diplomas y “no clasificados”, a vuestros entrenadores y a todos vuestros “otros campeones”. Porque todos, incluso los que no habéis resultado nada, para llegar allí habéis hecho un gran trabajo.