José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo – Árbitro Nacional -Maestro Entrenador Nacional

En el articulo de la quincena pasada, instaba a los judokas a agradecer y reconocer la labor de su Profesor, ahora quiero hacer ver que los Profesores también tenemos razones para estar agradecidos a nuestros alumnos.

Agradecidos inicialmente a sus padres cuando nos los confían siendo pequeños, pensando que el Judo les va a ayudar en su formación.

Luego a ellos, cuando incluso de muy pequeños comienzan a hacernos notar que nos vamos haciendo importantes en su vida.

Vemos como van creciendo como evolucionan y van madurando. Van cambiando de cinturón, en las sesiones los vamos conociendo más y conforme los conocemos se van haciendo importantes para nosotros.

Como dice el zorro en el Principito: “solo se conocen las cosas que se domestican”, y para llegar a quererlos, en el proceso de “domesticación” para llegar a conocerlos, hace falta tiempo y relación.

Y seguimos conociéndolos cuando los acompañamos a competir y vemos como se resuelven. Hemos vivido las victorias y las derrotas de nuestros alumnos y pasado momentos entrañables con ellos, buenos y malos. Hemos vivido de cerca su crecimiento y evolución como personas, les hemos visto poco a poco madurar e instalarse en la vida.

Y después de todo lo dicho, llegamos a una cierta edad en que nos sentimos de bajada y a ellos los vemos en plena “efervescencia”, y entonces somos conscientes de que ahora es su turno.

“Tarde tranquila,

casi con placidez del alma para ser joven,

para haberlo sido cuando Dios quiso,

para tener algunas alegrías… lejos,

y poder dulcemente recordarlas»

Antonio Machado

Y nos apoyamos y nos valemos de ellos para sobrellevar esta fase, si hace falta nos hacemos ayudar en las sesiones, incluso dejamos que nos animen y lleven a cursos y a competiciones. Su sola presencia junto a nosotros nos da seguridad, nos alegra la vida…, y nos hace mejores. Los sentimos competentes y con capacidad de ayudarnos. Ha habido un cambio de papeles.

Vemos que nuestros niños que han crecido, han madurado, se han instalado en la vida, y muestran unos principios, una forma de ser y de actuar que en los que de alguna manera hemos intervenido, y nos sentimos responsables y orgullosos. El Judo a través nuestro ha entrado en sus vidas y en muchos casos tenemos unos alumnos que sentimos fantásticos.

Y sentimos que son fantásticos porque practicando Judo, apreciamos como el Judo les ha impregnado de sus valores.

En nuestra vida como Profesores, hemos divulgado el Judo a miles de alumnos durante el más o menos tiempo que han pasado por nuestras manos.

Hemos tratado y en muchos casos conseguido inculcar valores a través del Judo en ellos, hemos formado personas para la sociedad, nos hemos servido del Judo y hemos podido dedicar nuestra vida al Judo.

Nuestros alumnos han dado un sentido a nuestra vida. Por eso les tenemos que estar agradecidos. Por la confianza que nos han demostrado.

El Judo ha sido todo en nuestra vida y por eso nos podemos considerar embajadores del Judo.

“El mejor comercial”, es el título que me adjudica mi alumno Sergio Gayan, 2º dan actual director en una entidad bancaria, cada vez que le doy a leer un artículo antes de que Alfonso Escobar lo suba en RFEJYDA.

En muchos casos, cuando alguien se da cuenta de lo competente que es un judoka en su vida profesional y se entera de que es judoka dice: “claro es que hace Judo”.

Entonces quien publicita a quién, ¿nuestro alumno al Judo o el Judo a nuestro alumno? Nuestro alumno ¿se conduce así por el Judo o el Judo tiene la suerte de tener practicantes de la “catadura laboral y moral” de nuestro alumno? Podíamos hablar de simbiosis…

Muchos de los mayores del Judo español, hemos vivido el Judo toda nuestra vida.

Seguro que todos estamos agradecidos al Judo, que nos ha dado la posibilidad de vivir haciendo lo que más nos gusta, pero todos los mayores también hemos ayudado a formar ayudándonos del Judo a alumnos que se han hecho “grandes en la vida”, y que a su vez dan testimonio con su forma de actuar siendo judokas, poniendo en evidencia nuestra labor.

Por lo que si podemos considerar que el Judo lo ha hecho todo por nosotros, nosotros también hemos hecho, si no todo, si todo lo que hemos podido por el Judo.

Por lo que parafraseando y ahondando en el poema de Amado Nervo que titula “Vida” podríamos decir:

Judo, nada me debes

Judo, nada te debo

Judo, estamos en paz