Pero teníamos juventud, fuerza, energía, ganas de comernos el mundo y una cosa suplía la otra.
Recuerdo mis primeras clases. Fue en la década de los 70. Eran clases muy numerosas. Los mayores lo recordaran. Lo normal era tener grupos de entre 40 y 60 niños en cada sesión. Y a lo mejor es por eso, que pudimos salir adelante.
Desde 1982 en verano, realizamos en Jaca y durante más de 14 años, un curso de Judo con nuestros niños. El grupo de amigos Profesores de Judo, entonces formado por Jesús Sánchez, Carlos García. Paco Gracia, Félix Asín y José Ángel Guedea, encabezando la expedición, nos desplazábamos a Jaca. Las primeras veces lo hicimos en tren, luego fue en autocar.
En la primera edición recuerdo que estuvimos con algo menos de 50 participantes, de allí fuimos aumentando y recuerdo algún año que llegamos a manejarnos con en torno a 240 niños. Ahora lo pienso y no se si seriamos capaces. Era una tensión, una atención y una dedicación de 24 horas al día.
Y recuerdo cuando regresábamos y los devolvíamos a sus padres. Al día siguiente te despertabas en casa. Con una sensación de paz y tranquilidad al haber terminado, de satisfacción por como siempre salieron las cosas, pero a la vez sensación de vacío, al no tener ya esa responsabilidad.
Pasa igual cuando preparas un examen para pasar de grado. Una vez que obtienes tu grado sientes satisfacción, pero ya esta…
Cuando preparas con tus alumnos una competición, una vez que se pasa, quizá ganan y estas contento, sobre todo por ellos, y satisfecho por el trabajo bien hecho, pero ya esta…
Ahora cuando escribo un artículo, una vez que está escrito y lo cuelga Alfonso Escobar en la página de la Federación Española, lo mismo, lo miro y lo releo, controlo las visitas y me siento satisfecho, pero ya está…
Y es que el disfrute está en el trabajo realizado, en el trayecto.
Cada año, yo lo vivo con mi amigo Raúl Merino, terminadas las Jornadas, relajados, existe una sensación de satisfacción, pero a la vez de vacío…, y de necesidad de pensar en las siguientes.
Cuando te entrenas, aunque el entrenamiento resulte duro, la producción de endorfinas te proporciona placer cuando lo realizas, lo disfrutas, y cuando terminas, observas la progresión física, técnica, y eres consciente de cómo vas evolucionando.
Con motivo del 40 aniversario del club estuve rebuscando fotos para en los días de la celebración tener las paredes del club “llenas de recuerdos”.
Es entonces cuando te das cuenta de todo lo que hemos hecho a lo largo de toda una vida dedicada al Judo. Y los recuerdos se te amontonan.
Decía Séneca: “En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto.”
Y esas fotos son el referente de un pasado…cierto.
El ciclo vital se compone de etapas: nacer, crecer, reproducirse y morir.
Y durante toda la vida estamos cumpliendo fases. Planteamos objetivos constantemente.
Objetivos diarios, te levantas, desayunas, realizas tareas, comes, sales, te relacionas, cenas, te acuestas… Objetivos semanales, mensuales, de temporada.
Cada año, con el comienzo de año realizamos nuevos propósitos
Y la vida poco a poco nos va poniendo en nuestro sitio
Echas la vista atrás. Empiezas a recordar más, a vivir de recuerdos y a vivir día a día, a vivir el momento y a hacer menos proyectos…
Durante muchos años cada fin de semana tenía una actividad relacionada con el Judo.
Recuerdo los veranos en la década del 2000, cuando desempeñaba el cargo de entrenador junior. Junto a mi amigo Pedro Riaguas, empalmábamos nuestro fin de curso con Castelldefels, Torrelavega, Pontevedra, Alicante, todo ello aderezado con alguna salida a Portugal, Alemania, Francia, Hungría, algún curso de monitores en Guadalajara, Sevilla…
“Estas enfermo José Ángel”, me decía Mario Muzas, Presidente de la Gallega cuando se enteraba del ritmo de mi verano.
En un Congreso de Girona, en una presentación entrañable que hizo de mí el catalán Joan Enrich, dijo que José Ángel formaba parte del decorado en los campeonatos de España y competiciones de Judo que se realizaban.
Pero eso era antes. Ahora apenas voy a ningún sitio. Es una consecuencia del paso del tiempo, la edad que quizá aporta sensatez. Es el momento de ir cerrando carpetas.
El pasado mes de abril estuve en Toulouse en una competición de la FSGT con mis alumnos los hermanos David y Jonatan Crespo. Una competición de cierto nivel, con mucha participación donde por cierto los dos realizando una muy buena competición resultaron primeros.
Jonatan en la actualidad reside en Francia, y por mediación de él fui con David.
Y me gustó estar, me gustó conocer el ambiente donde se desenvuelve ahora Jonatan, conocer a su Profesor de Judo allí y a sus compañeros de entrenamiento. Y durante la competición me gustó revivir momentos tantas veces vividos.
Jonatan en su entorno de Judo en Francia, se ha ganado una reputación. Y como el Judo de nuestros alumnos, su forma de proceder y de conducirse nos pone en nuestro sitio, y en este caso además ganaron, me encontré reconocido, valorado y muy bien acogido por los diferentes Profesores de la región.
Georges Moustaki dice en su canción “l’homme au coeur blessé”:
“Jour après jour, les jours s’en vont,
Laissant la vie à l’abandon”.
Su traducción literal
“Día tras día los días se van,
dejando la vida al abandono”.
Y entiendo que son todo fases. Y en esta fase por la que estoy pasando, me sigue gustando impartir clases de Judo, transmitir Judo y estar con mis alumnos. Observar como el Judo les va impregnando. Participar de su vida hasta donde pueda y me dejen, pero con menos agobios.
Cuando eres joven, con toda la fuerza del mundo te planteas un futuro. Para los que ya peinamos canas lo que teníamos que hacer ya lo hemos hecho. Si teníamos algo que demostrar ya lo hemos demostrado y hemos llegado hasta aquí. Para nosotros el futuro es este.
Me considero previsor y siempre me ha gustado tener todo previsto. Ahora también con mayor razón aunque a veces surgen situaciones que no puedes prever y no dependen de ti. Los imprevistos me siguen agobiando. Y admitiendo y asimilando imprevistos, es el momento de seguir y disfrutar con el Judo, pero de otra manera.
El Profesor francés donde actualmente se entrena Jonatan Crespo, sabiendo de mis viajes por Japón me preguntó ¿Cuándo vuelves a Japón?
Y como no tengo nada decidido, mi respuesta fue consecuente con mi actual forma de vida:
Sais pas, pour l’instant jour aprés jour (no sé, de momento día tras día).