
José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo
Este tema ya lo he tocado otras veces, pero como me parece importante, no me importa volver sobre él. Así, que el tema de qué condiciones debe sumar el Profesor de Judo, lo vuelvo a recurrir.
Según Rainer Martens, psicólogo deportivo, las características que debe reunir un profesor de una disciplina deportiva o un entrenador son tres: conocimiento del deporte, motivación por ser un buen entrenador, y empatía.
Conocimiento del deporte: a mayor nivel de conocimientos, más contenidos y mayor capacidad de enseñar, lo que produce mayor respeto ante sus alumnos. Conociendo el deporte y resolviendo los problemas que se le pueden plantear al deportista dentro de su deporte, el entrenador tiene mayor credibilidad y transmite más confianza al deportista.
Motivación por ser un buen entrenador: lo que le creará una inquietud constante por no dejar de aprender.
Empatía: que es la capacidad de comprender los sentimientos y emociones de los deportistas y causar esa impresión.
Cuanto mayor sean los conocimientos que posea, más motivación tenga el entrenador por ser un buen entrenador y más empatía sea capaz de desarrollar, más completo será el docente de Judo a la hora de ejercer de profesor, de entrenador o de maestro.
La Federación Española de Judo, dentro del profesorado, contempla tres escalones en la enseñanza: monitor, entrenador regional o profesor y entrenador nacional que también denominan maestro.
Pero en definitiva todos los que nos dedicamos a impartir clases de Judo, “nos llamamos profesores” y todos hacemos función, de profesor, de entrenador y de maestro.
¿Cuál es y cómo debemos comportarnos en cada momento?
Si buscamos en el diccionario Profesor, por definición: “Persona que tiene por oficio enseñar una ciencia, un arte, una técnica”.
Y hablando de Judo: “El mejor profesor no es el que más Judo sabe, sino el que mejor conoce a sus alumnos y las razones que les han impulsado a la práctica de Judo.”
La misión del profesor de Judo es llegar a la mayor parte sus alumnos y llegará mejor, si conoce las inquietudes y motivaciones por las que han ido a practicar Judo.
También por definición,
Entrenador: “se dice de la persona encargada del entrenamiento de una actividad, especialmente un deporte”.
Refiriéndonos a Judo, el entrenador es un formador, un experto de la disciplina que pone a disposición del judoka un conocimiento teórico, metodológico y una experiencia.
¿Quién es buen entrenador? Buen entrenador es el que consigue sacar el mayor rendimiento de su judoka. Es el que une la eficacia y la eficiencia en el trabajo con su judoka.
El buen entrenador tiene que saber observar el nivel de competencia de su judoka. Tiene que saber también analizar para explicar las causas que determinan los resultados.
El entrenador tiene que llegar a ser capaz de valorar la eficacia de las habilidades técnicas de su judoka, las necesidades que tiene en el aspecto físico, técnico y mental, (por ej: óptimo nivel de activación, de agresividad, de atención antes del primer combate…) y el tiempo que necesita prolongar el proceso de aprendizaje y de entrenamiento, dependiendo del nivel de referencia que se pretenda alcanzar.
Tiene que ser capaz también de diagnosticar, qué ejercicios utilizados durante el proceso del entrenamiento son o no eficaces, rentables y pertinentes, dependiendo del objetivo a alcanzar.
Tiene que saber proponer una progresión en términos de aprendizaje para efectuar etapa por etapa y plantear una metodología adecuada para cada caso.
Tiene que estar en condiciones de evaluar, de entender el nivel alcanzado de momento por su judoka y tiene que saber plantear las etapas siguientes de manera coherente.
Y siguiendo con las definiciones
Maestro: “Persona que instruye, alecciona, o enseña personalmente o a través de su obra”.
Y ¿y cuando un profesor es maestro de Judo?
Un entrenador o profesor pasará a realizar la tarea de maestro cuando no se limita estrictamente a enseñar Judo, sino que ayuda a sus alumnos a convertirse en mejores personas además de mejores judokas.
El maestro tiene que ser capaz de influenciar, animar a seguir ante las dificultades. Tiene que constituir un ejemplo. El Judo será el instrumento que el maestro utilizará para ayudar a los demás. El maestro debe asumir que el deporte no tiene que constituir un objetivo en si mismo sino un medio para la formación de la persona.
Por ello el maestro tendrá que ganarse la posición, la consideración y el respeto por su forma de actuar y de comportarse, no solo en los momentos puntuales de la sesión o del entrenamiento sino en la vida.
Concluyendo: un entrenador de Judo podrá llegar a ser maestro, con independencia de la edad, de los conocimientos, de los éxitos deportivos de sus alumnos, cuando llegue a ser consciente de la influencia tan grande que puede llegar a tener sobre su judoka ya no solo en el ámbito deportivo, sino como individuo en la vida, y en la medida que asuma esa responsabilidad, e incida y colabore responsable y positivamente en la formación de esa persona.