José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

Los Profesores de Judo, iniciamos el curso en medio de esta pandemia del coronavirus, rodeados de una gran incertidumbre.

Los contagios no paran de crecer y hay que tomar unas medidas de seguridad.

Metro y medio de distancia entre personas, mascarilla obligatoria, protocolos en bares, restaurantes y cafeterías, aforo limitado en tiendas.

En los colegios se resisten a empezar las actividades extraescolares, porque en caso de haber un contagio habría que cerrar aulas, centros…

Y deporte, ¿qué deporte se puede hacer?

Los individuales y los que no implican contacto.

¿Y cómo queda el Judo?

Lo que entendemos por Judo será posiblemente lo último que se permita hacer. En Judo el contacto es muy estrecho. Hay que agarrarse.

¡Pégatelo!, ¡pégate a él! Es una expresión que todos hemos escuchado muchas veces en boca de entrenadores, y empleado cuando dirigimos a nuestro judoka, buscando resolver un combate.

Porque el Judo es un deporte de contacto. Y de mucho contacto. Estamos acostumbrados a trabajar y estar muy cerca de nuestro compañero. A sentir y compartir nuestro olor. A respirar a veces el aire que el otro expira.

El contacto en muchos movimientos es fundamental. Y ahora con las medidas de seguridad que hay que adoptar y sin poder acercarse, el Judo que se puede hacer es a base de ejercicio imitando la práctica de movimientos de Judo, lo que se llama tandoku renshu, ejercicios y movimientos con gomas, o jugando a tirar muñecos.

El tandoku renshu, es un sistema de entrenamiento establecido desde los principios del Judo, que de alguna manera teníamos muchos prácticamente olvidado, y que ha pasado a convertirse en el grueso de la sesión del que todos ahora nos servimos.

Aunque para el que empieza nuevo no va a resultar fácil. Es complicado sin nunca haber visto ni probado a hacer un movimiento de Judo, que un nuevo haga un movimiento sin compañero. Podrá mover los brazos y las piernas, moverse de una manera determinada, imitar acciones, pero de eso a sentir que realiza un movimiento, que en su momento pueda ser efectivo, nada de nada

Sin embargo, a los ya iniciados les puede resultar beneficioso, para corregir formas, recordar programas, trabajar los desplazamientos, e intentar buscar sensaciones, sin la complejidad de un compañero.

Y esto, que con los adultos puede funcionar, con los pequeños resulta seguro más complicado.

Porque el “encanto” que el Judo tiene sobre todo entre los más pequeños, es por el poder de socialización que tiene. Por el conocimiento, la cercanía y el trato constante que exige de sus compañeros.

El niño descubre practicando Judo a sus amigos de una manera especial, que aprende a tratar y a ser tratado Aprende a respetar y se siente respetado. Aprende a cuidar y se siente cuidado. Aprende a estar y aprende a aprender.

Nota su progresión. Empieza a valerse por sí mismo lo que le va dando confianza.

Algunos Profesores en sus clubes han empezado. Otros temiendo la posibilidad de contagios y la amenaza de días de cuarentena, preferimos esperar y ver cómo se va resolviendo la situación.

Pero todos queremos empezar y poder hacer Judo como siempre hemos hecho.

Aunque ateniéndonos a la situación, si abrimos nos veremos obligados a guardar las medidas de seguridad y a hacer el Judo que ahora se puede hacer.