José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

Voluntad, constancia y determinación, son valores claves en la práctica de nuestro deporte.

¿Cómo enseñamos Judo? ¿Cómo hacemos nuestras clases de Judo? Algunas veces tenemos la impresión de que nos repetimos mucho todos los días.
Los Profesores de Judo, normalmente, impartimos varias sesiones cada día, aunque a grupos distintos. A la semana son numerosas las clases, y a lo largo de un mes, muchas.

Son sesiones donde nuestros alumnos vienen con distintas motivaciones, Algunos vienen a aprender un deporte y obtener cinturones con el objetivo de, en su momento, alcanzar el cinto negro. Otros, a practicar los movimientos, a hacer ejercicio aprendiendo Judo, y en ocasiones, quieren participar en torneos y competiciones, por lo que necesitaran entrenarse.

Y para aprender un movimiento, aparte de verlo, reconocerlo, y preocuparse por saber como se hace, para llegar a hacerlo con soltura, y llegar a sentirlo, hay que repetirlo muchas veces.

En cualquier deporte para perfeccionar una técnica, un saque, un mate, un tiro a puerta, un regate, un bloqueo, un enceste, una zancada, un salto, una zambullida, una brazada, un disparo…, hay que repetir, repetir y repetir.

Y el Judo no es menos. Por eso un entrenamiento en Judo se basa en la repetición de las técnicas, y cada sesión es: repetir, repetir y repetir.

Y es a base de repetir, cuando llegaremos a sentirnos cómodos y a notar las acciones al realizar los movimientos. Cuando llevamos un tiempo y tenemos un cierto nivel, somos conscientes siempre de la torpeza y falta de coordinación del que empieza nuevo, y apreciamos la diferencia con el que ya practica, aunque solo sea unos días.

Y a base de moverse, de preocuparse por realizar cada movimiento nuestros alumnos comenzaran a sentirse cómodos a base de repetir y de sentir las distintas acciones, al hacer cada movimiento.

Un pequeño cuando aprende a sumar, se ayuda y cuenta con los dedos. Cuando el pequeño ya sabe, en ocasiones practica con juegos de números y en muchos casos llega a tener una soltura con su mente y una facilidad, que nunca hubiera podido imaginar cuando empezó.

Conforme el inexperto en Judo, comienza a practicar, a base de repetir y de hacer los mismos movimientos, los mecaniza y va interiorizando, resultándole más fácil el llegar a hacerlos.

Es por eso que en las sesiones de Judo no nos tiene que importar a los Profesores, el hacer repetir las veces que haga falta los movimientos a nuestros alumnos.

Las claves para llegar a hacer bien los movimientos y cualquier cosa en la vida son voluntad, constancia y determinación. Voluntad para no decaer, constancia para aguantar y determinación para saber hasta donde queremos llegar.

Hacer y repetir, para conseguir automatizar y sentir.

Un debutante que empieza con un movimiento de Judo, tiene que pensar en todo lo que tiene que hacer. Se encuentra frente a un compañero al que, al principio, sujeta de la manga y de la solapa. Tiene que colocarse a una cierta distancia, de una determinada manera, tirar de las manos o agarrar de otra forma, y dependiendo del movimiento, quizá “meterse” por debajo para poder levantar y proyectar teniendo cuidado, controlando siempre del brazo.

Y todo esto, al principio, hay que pensarlo. Hay que coordinar la acción de las manos, brazos, piernas, cuerpo, y hay que ir haciéndolo. Conforme lo practica, en ocasiones descuida unas acciones y realiza bien otras. Si se le hace hincapié en las que no hace bien, las va corrigiendo y va construyendo su movimiento. Y es a base de repetir, a base de hacer uchi komi, como va cogiendo forma.

El maestro coreano Han No San, afincado en Alemania decía en un curso, que las características que debe reunir un buen uchi komi son:

Conocimiento de la técnica, ritmo, velocidad y explosión.

Conocer la técnica, saber cómo es y como se debe ejecutar el movimiento, es esencial. Para eso hay que tener una buena información, o tener al lado a alguien con una buena base que te pueda indicar, porque repetir una técnica mal hecha, como diría el Maestro José Luís De Frutos (q.e.p.d.), es estar “potenciando el error”.

A ese trabajo técnico se le impone un ritmo en el momento de repetir el movimiento. Consiguiendo que, a ese ritmo, el movimiento se mantenga bien hecho, se va imprimiendo velocidad a la acción. Pero velocidad en la realización de cada movimiento, que cada movimiento, además de estar bien hecho, resulte más rápido, sin estropear su forma, su esencia y su sentido.

Y es esa velocidad, la que va a dar lugar a lo que el maestro Han No San llama explosión, en el momento de encontrarnos con el cuerpo de nuestro oponente, para “despidiéndolo”, poder proyectar.

En la actualidad, pienso que los Profesores de Judo, quizá tenemos muchas veces miedo a aburrir a nuestros alumnos si les hacemos hacer mucho uchi komi, y en las sesiones actualmente, apenas dedicamos un tiempo importante a hacer uchi komi. Ideamos calentamientos, juegos, trabajamos movimientos, se practica randori, pero apenas repetir, repetir y repetir.

Y el objetivo final es que todos nuestros alumnos lleguen a sentirse cómodos al hacer los movimientos. El estudio del Judo se basa en la práctica del kata y del randori, entendiendo como concepto de kata, el trabajo técnico de los movimientos.

Y los movimientos que aprendemos los empezamos a sentir a base de practicar y de repetir, en definitiva, de hacer uchi komi. Y para eso, no nos tiene que importar repetir cada día, y tenemos que valernos de grandes cantidades de voluntad, constancia y determinación, valores claves en la práctica de nuestro deporte.

Y nuestros judokas que, conforme practican, van creciendo y se van haciendo mayores, integran en su vida esa rutina que en Judo se basa en repetir, repetir y repetir y forma parte de su aprendizaje y de su formación, y sin darse cuenta van modelando y creciendo en voluntad, constancia y en hacerse determinantes, valores que les van a ir permitiendo resultar competentes en otros muchos aspectos de su vida.

En Japón, me contaba una vez un profesor de Universidad que, las empresas cuando van a las Universidades a buscar y contratar personal, tienen preferencia por los alumnos de Judo. Pues saben que la disciplina de estudios y Judo a la que están sometidos durante su periodo universitario en que tienen que madrugar todos los días, entrenar duro, asistir a clase, y volver a entrenar los hace más constantes, fuertes y responsables.

Y nosotros presenciamos como nuestros alumnos, con los que hemos compartido su vida deportiva, y ayudado en su progresión en Judo, hasta llegar a conseguir que, en su momento luzcan su cinto negro, y en ocasiones ayudado también en distintas facetas y dificultades que les han surgido mientras los hemos tenido junto a nosotros, vemos como crecen, maduran y se forman para la vida.

Y que al terminar sus estudios o formación, cuando encuentran un trabajo, y se instalan en la vida, forman muchas veces una familia, y competentes y felices con su nueva situación, se disponen y dedican ilusionados a vivir la vida, que se han trazado.

Y es entonces cuando apreciamos la importancia de la fuerza de voluntad, la constancia y la determinación, que les ha ayudado a abrirse camino, y advertimos, cómo estos valores, les han ayudado a desenvolverse y han hecho que nuestros alumnos, parezca que hayan salido cortados por un mismo patrón.