Consecuencia de su trabajo aprendimos a ser metódicos, a planificar nuestro trabajo, a plantear objetivos de procedimiento, a ser más responsables en cuanto a nuestros entrenamientos, y aprendimos a afrontar situaciones, preparar competiciones y combates, tratar de llegar a ellos con un nivel de activación adecuado, a observar rivales, a evaluar actuaciones y lo cierto es que durante esa década mantuvimos un nivel de resultados importante.
Pero, “a Dios rogando y con el mazo dando”, por lo que todo esto sin dejar de entrenar Judo como “posesos”, y aderezado de sesiones de preparación física.
¡Actitud! dice en voz alta mi alumno Saúl Nafría cuando observa a veces las pocas ganas con que en el tatami algún compañero suyo se presenta al comenzar la sesión.
Porque “la actitud es la manifestación o el ánimo con el que afrontamos una determinada situación” y porque “sin actitud mental adecuada no puede haber un buen trabajo.”
Pero la actitud no es algo que nos viene impuesto, no nos cae del cielo o de la nada. La actitud depende de nosotros, de lo que nos gusta, de lo que nos hemos propuesto conseguir y de la voluntad que dedicamos a ello.
¡No se, no quiero, no se hacerlo! Me dice Miguel Ángel, un pequeño de cinco años en una de sus primeras sesiones, cuando le indico como tiene que colocarse para realizar uki goshi, que él no tiene claro como hacer, pues de momento lo que más le gusta es jugar al pilla-pilla y levantar la pierna para “amagar” con lo que acabará siendo un o soto gari.
Y mi misión es tratar de convencerle y de hacerle ver que si se fija y se pone, si que puede hacerlo y de infundirle confianza. Intentar que ante ese desconocido “uki goshi”, Miguel Ángel tenga una actitud positiva.
“La gente es solo capaz de realizar aquello que piensa que puede hacer”
Y de igual manera para conseguir nuestros objetivos necesitamos adoptar una actitud importante en nuestra vida. Y en nuestro caso una actitud positiva frente a nuestros
rivales, frente a la fatiga, frente al cansancio… y quizá, frente a la monotonía de los entrenamientos…
Y ese conseguir esa actitud se puede entrenar. Todos tenemos un dialogo interno, unos pensamientos que nos proporcionan las situaciones que vamos viviendo.
Nuestros pensamientos provocan sentimientos que influyen en nuestra conducta, en nuestra actitud. Por eso es importante que nuestros pensamientos sean positivos, que nos aporten confianza.
Confianza necesaria para abordar con determinación distintas situaciones. Todos hemos tenido algún competidor que confiado en sus posibilidades, salía con determinación y ganaba.
También otros que inseguros y asustados se mostraban incapaces de ganar.
Esa confianza que mostraban los ganadores la hemos tenido que trabajar en el entrenamiento realizado y probado en actuaciones anteriores.
Haciendo ver, sabiendo y teniendo confianza en las acciones que nos hacen ganar.
En como hay que hacer para ganar.
Dice un proverbio árabe que: “Un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se rompa, porque su confianza no está en la rama sino en sus propias alas”.
Y es esta confianza lo que hace aflorar lo que se ha dado en llamar determinación.
“La determinación es la fuerza interior que hará que nada nos pare hasta alcanzar nuestro objetivo.”
Concluyendo: que una actitud positiva genera confianza, y la confianza nos lleva a tener determinación.
Determinación con que abordar nuestras acciones. En nuestro caso determinación para afrontar los entrenamientos, impartir nuestras clases, o realizar los combates en caso de que compitamos.
En definitiva determinación para enfrentarnos a cualquier situación que se nos presente en el día a día, porque como bien dice David “todo es psicológico”.