José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

Comenzando un nuevo curso y pensando a lo que nos vamos a enfrentar una vez más, repaso algunos artículos que tratan el tema, y que subidos en Arajudo en 2008, ya va a hacer 16 años, pienso que nos viene bien recordar a todos. Cómo muchos seguro que no habéis leído, algunos no nos acordamos, y a todos nos viene bien tener en cuenta en estos primeros momentos de curso, se los paso a Alfonso para que los suba.
Son ideas sobre qué enseña, y cómo educa el Judo.

¿Qué enseña el Judo?

  • El Judo educa en valores:
    Enseña la forma de comportarse sin hacer daño a nadie y buscando el mayor bien para todos.
  • El Judo crea hábitos:
    El hábito es una forma de pensar, hablar o hacer las cosas, siempre de la misma manera, motivada por un impulso consciente o inconsciente. La repetición continuada en el tiempo de un acto produce rutinas que crean hábitos y pasan a formar parte de la conducta del judoka. Los hábitos tienen que guardar coherencia con la actitud.
  • El Judo educa las actitudes:
    ¿Cómo? El judoka inmerso en su vida deportiva tiene que vivir de acuerdo a un sencillo programa: en el entrenamiento y en la vida tiene que adoptar la actitud más conveniente ante cada situación, realizando las cosas de la mejor manera posible, reconociendo los errores, para corregir con rapidez, sin dejarse influenciar por otros que no tengan ese espíritu de superación.
  • El Judo comprende varias clases de principios:
    Físicos: conocimiento, cuidado y uso del cuerpo.
    Técnicos: el mejor uso de la energía propia.
    Estratégicos o tácticos: emplear la acción inteligente en el momento oportuno.
    Éticos: educación en los valores humanos.
  • El Judo enseña la técnica, que es el modo más racional, eficaz y estético de realizar una acción o movimiento. En Judo tiene mucha más importancia la técnica y la inteligencia que la fuerza bruta.
  • El Judo descubre, educa y aprovecha las aptitudes del judoka:
    a) motoras: habilidad para el movimiento en general,
    b) mentales: comprensión, atención, concentración, astucia, reflexión etc…
    c) físicas: capacidad de realizar un ejercicio físico de cierta intensidad y duración,
    d) técnicas: capacidad de aprender y realizar correctamente los movimientos,
    e) psicológicas: capacidad de superar los obstáculos, miedo, dolor voluntad de ponerse a prueba, de ganar…
    f) de relación: respeto a las normas, comportamiento adecuado, facilidad de hacer amigos…

Principales actitudes que se desarrollan con la práctica del Judo:
Respeto, orden, obediencia, autonomía, higiene, participación, desinhibición, integración, corrección en el lenguaje, amor propio, responsabilidad, docilidad, atención, colaboración, sobreponerse ante el fracaso, sentido critico, aprender a ganar, afán de superación, prudencia, laboriosidad, voluntad, autoestima, dialogo, humildad, disciplina, flexibilidad, serenidad, optimismo, dominio de sí mismo.

Principales valores éticos que se desarrollan con la práctica del Judo:
Amistad, alegría, diligencia, respeto a las normas, amabilidad, simpatía, gratitud, convivencia, generosidad, sinceridad, amor, objetividad, puntualidad, saber perder, paciencia, bondad, perseverancia, entereza, sobriedad, lealtad, tolerancia, perdón, justicia, solidaridad, ecología, libertad, paz.

Como educa el Judo
El Profesor de Judo, trata de enseñar y en el mejor de los casos, muchas veces sin proponérselo, intenta educar, y a veces lo consigue a través del Judo.

Pero ¿de qué manera? ¿Y de qué Judo? ¿Dando clases magistrales? ¿Soltando largos discursos? ¿Comunicando normas de comportamiento? ¿Con qué contenidos? ¿Mediante el programa de cintos? ¿Practicando las katas? ¿El randori? ¿Preparándolos y presentándolos a competiciones? ¿Implicando a los alumnos en el mundo del arbitraje? ¿De la enseñanza? ¿Con su ejemplo?

“Predica con la vida más que con palabras, el ejemplo es el mejor mensaje”.
(Filipina Dacmesme)

Pienso que si el Judo es un arma para educar y sirve para educar, es mediante una mezcla de todo esto. Pero más importante que el Judo en si, es la figura del Profesor y dependerá de los valores que posea ese Profesor, de su educación, de su personalidad, de sus modales, de sus principios y de la empatía que tenga para transmitirlos y de la motivación, lo que le haga ser más o menos efectivo educando.

¿Los contenidos? Eso quizá tenga menos importancia.
Un Profesor entusiasmado por la práctica de las katas, que sabe comunicar ese entusiasmo y es capaz de reunir periódicamente un grupo de judokas para entrenarse, será tan válido y capacitado “para educar” como el Profesor que sabe introducir a sus alumnos en una sesión de Judo sin que apenas se den cuenta para practicar randori o como el Profesor de arbitraje o Profesor de cursos de profesores que consigue «enganchar” por medio de sus explicaciones a los aspirantes a árbitros o a profesores.

Quien verdaderamente “educa” es el Profesor, no el Judo. El Profesor se vale del Judo para educar. Pero ¿que es educar?, buscando en el diccionario encontramos varias definiciones, desde las más sencillas a algunas más elaboradas:

Educar:
“Formar o instruir a una persona”.
“Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales, morales o cognitivas para un determinado fin”.
“Contribuir con el propio ejemplo de una vida presidida por el amor, la coherencia interna, la honradez y la sinceridad a que el inmaduro aprenda a desarrollar al máximo sus potencialidades, se autorrealice, dé un sentido a su vida, esté en paz consigo mismo, sea feliz y trate de hacer felices a los demás”.
(B. Tierno)

Vamos a analizar estas tres definiciones.
“Formar o instruir a una persona”, es una definición un tanto ambigua que naturalmente sirve, pero, ¿formar o instruir en que sentido?, ¿en que forma?, ¿de que manera? A todas luces, incompleta.
“Desarrollar las facultades, intelectuales, morales o cognitivas para un determinado fin”. Con más detalles que la anterior, aquí habrá que presumir en el educador el intelecto, la moral y el conocimiento necesario para alcanzar ese determinado fin.
“Contribuir con el propio ejemplo…”, también habrá que presumir que el educador está en condiciones de dar ejemplo en el amor, la coherencia interna, la honradez y la sinceridad para que, al transmitir al educando, de un sentido a su vida y sea feliz.

Y ahora vamos a analizar al Profesor.

El Profesor de Judo se plantea en muchos casos, ¿que es un educador?
¿Se plantea que como educador que es, tiene que dar una imagen ante sus alumnos? Que sin tener que proponérselo, (y si hace falta proponiéndoselo), ¿tiene que llevar una vida presidida por el amor, ser coherente en sus acciones y forma de actuar, consigo mismo y con los demás, manifestar una honradez en cuanto a pensamientos, acciones y comentarios y ser sincero en su forma de actuar y de comportarse?

Así como se dice que “el Judo no se enseña, se aprende”, la educación no se puede imponer. Se pueden imponer normas, reglas y obligar al educando a respetarlas y en el mejor de los casos, a aceptarlas. La educación de una persona viene en un primer momento determinada, por su familia y el ambiente en que se ha desenvuelto hasta entonces. Cuanto antes se pueda incidir sobre esa persona, más fácil y más evidente será la influencia del ¿Judo?, del ¿Profesor?

Lo que está claro es que el educando tiene que sentir la necesidad de querer educarse.

Resumiendo, el Judo sienta bien, el Judo enseña y el Judo es una escuela de vida, pero el Judo por si solo no educa en un primer momento a los que lo practican y mucho menos a quien no esta por la labor.

Evidentemente ayuda al educador en su función de educar, pero el que finalmente educa es el Profesor.

Un Profesor dejado, impuntual, desmotivado por sus clases, que no respeta a sus judokas, que llega a ser un ejemplo de lo que no debe de ser un Profesor de Judo, por buenos contenidos de Judo con los que juegue, difícilmente conseguirá “educar”.

Para terminar:
Analizando todo esto, y después de asumir que el Judo por si solo no educa al niño, tenemos que admitir la grandeza del Judo, que ayuda al Profesor a “educar”, y que a su vez, por si mismo, “educa” al Profesor, si lo necesita, cuando este ya ejerce como tal y se da cuenta de sus carencias en el momento de comunicar y de dar ejemplo, y se esfuerza por cambiar.