José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

Este es un dicho popular, que tenemos que aplicarnos en la situación por la que estamos pasando estos meses.

El artículo que viene a continuación, lo tenía en la recámara esperando su turno, y me parece que ahora es el momento indicado para sacarlo a la luz.

Y todo esto ¡sin enterarnos!

Sin enterarte, es la expresión que empleo cuando uno de mis niños acaba el colegio o instituto, y prepara oposiciones o entra en la Universidad. Sigue entrenándose cada día y un día te das cuenta de que ya es ingeniero, médico, fisioterapeuta, informático, policía, bombero…, y comienzas a mirarlo de otra manera.

Y es entonces cuando, viendo todo lo andado, lo comentas con él y dices ¡y sin enterarte!

Aunque él si que se ha enterado. Ha ido a clase y se lo ha currado. Ha estudiado cada día, se ha preocupado, a veces le ha ido mal y ha suspendido pero el caso es que lo ha conseguido y se ha instalado.

Ha seguido practicando Judo regularmente, lo que seguro le ha ayudado para organizarse la vida mejor y poder estudiar. Tú te has ido enterando de cómo le iba, si aprobaba o suspendía, si pasaba de curso, cuando se matriculaba y de qué, y finalmente ha terminado.

Tú mientras tanto has seguido con tus rutinas, tus clases, y has seguido su “vida de Judo.” Entrenamientos, competiciones, pasos de grado, y su vida alrededor, amigos, novietas, problemas que han surgido, agobios con los estudios y lo has vivido todo muy de cerca.

A veces te planteas con un alumno un trabajo de musculación más serio, que él decide cumplir. Ves que cada día llega antes al club y pasa a la sala de musculación. Después de un tiempo un día te das cuenta de que se ha puesto fuerte. Se lo haces ver y vuelves a decir: ¡y sin enterarte! Aunque evidentemente él ha puesto lo suyo y se ha enterado.

Empezamos hace 42 años con el club de Judo Las Fuentes y hemos hecho y tenido de todo.

Vivencias de todo tipo, tenido niños, mantenido niños, aguantado niños, disfrutado niños… y casi sin enterarnos vamos camino de la cincuentena.

Hemos subido la persiana cada día, atendido, divulgado y enseñado Judo, ayudado a formar, y en muchos casos formado personas a través del Judo.

Y todo esto ¡sin enterarnos!

Yo empecé a conocer el Judo con 15 años. Cuando pasé a amarillo mi pretensión era llegar rápido a verde o azul, un color más oscuro, que me parecía más digno.

Hoy soy 8º dan y vuelvo a pensar y me digo: ¡y sin enterarnos!

Y como yo, mi socio, Jesús Sánchez y muchos Profesores de Judo en España. Algunos ya han terminado su recorrido, otros vamos llegando, otros a medias y los recién incorporados, inician su senda y se afanan por llegar.

Y somos nosotros los que analizando nuestra trayectoria somos conscientes de que estamos terminando nuestro camino, ¡y sin enterarnos!

Y todo esto ha surgido cuando desde nuestra gestoría nos han llamado para que solicitáramos en los servicios de la Seguridad Social, nuestro historial laboral.

Más de 42 años cotizados, y sin enterarnos…

Épocas de muchas clases, en distintos sitios y con muchos niños.

Épocas de veranos llenos de cursos. No recuerdo desde 1972 un verano sin asistir a distintos cursos de Judo.

Épocas de participar en la liga nacional.

Épocas de exhibiciones y de demostraciones de Judo, llevando y montando tatamis para su difusión en cualquier espacio posible.

Épocas de competiciones con cualquier excusa o motivo.

Épocas con muchos competidores y con resultados importantes a nivel nacional e internacional.

Épocas con cargos y responsabilidades federativas en la Autonomía y en la Española.

Viajes por toda España llevando niños y asistiendo a cursos. Relacionándonos y aprendiendo de “los que sabían” Judo.

Épocas de cursos por España: Villanúa, Tarragona, Jaca, Ávila, Caldetas, Sevilla, Alicante, San Sebastián, Gandía, Girona, Torrelavega…, y por Francia: Mauleon, La Baule, el Temple sur Lot, Royan, Pertuis, Avignon, Paris…, en verano muchos viajes a Japón.

Más de 40 años subiendo la persiana cada día. Más de 40 años vistiendo el judogi varias veces al día y “enfrentándonos” a una fila de niños o mayores.

Más de 40 años con todos los fines de semana “llenos” de Judo.

Más de 40 años aprendiendo de todos, tratando de profundizar en cada movimiento de Judo, para poder transmitir de la manera más lógica.

Más de 40 años explicando programas y preparando alumnos para pasar de grado.

Más de 40 años examinándonos con ellos, porque cada vez que presentamos un alumno ante un tribunal para pasar de grado, de alguna forma ese tribunal nos examina a nosotros.

Más de 40 años acompañando a nuestros alumnos a competir, sentarnos en la silla y ganar y perder con ellos, para luego analizar la actuación y vuelta a empezar.

Y más de 40 años, de “un paseo por la vida”, como lo definió mi hermana Pilar cuando leyó este borrador, para haber disfrutado del Judo en todas sus facetas, como ya he indicado antes, y haber llegado hasta aquí con la sensación de haber cumplido.

Lo que nos quede por hacer a partir de ahora, será por demás.

Y todo esto sin enterarnos…

Aquí terminaba este artículo, que como siempre y para que “no me coja el toro”, tengo previsto, y luego cuando procede se lo paso a Alfonso Escobar para que lo cuelgue.

Y en este momento y sin enterarnos, se nos está yendo de las manos, por este “chandrío”, como diría mi madre, el trabajo de muchos años.
Para muchos el de toda una vida.

Se nos está yendo de las manos a todos los que en su momento decidimos dedicarnos al Judo, que como dijo en una ocasión el maestro Chung en un curso en Zaragoza: “habéis elegido el deporte más bonito del mundo, pero también el más ingrato”.

Y ahora estamos todos con la incertidumbre de si podremos aguantar hasta que podamos empezar, de si podremos empezar y si cómo podremos hacerlo, y de si podremos seguir con nuestras rutinas y nuestra vida como hasta ahora.

Y en esta espera, tenemos que recordar el título del principio, que nos ayuda a mantenernos despiertos, porque:

“Mientras hay vida, hay esperanza.”