José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

En los clubes, todos tenemos nuestros protocolos. Solemos separar a los niños según las edades para plantear y trabajar en las sesiones de una u otra manera. Conforme nuestros judokas crecen, maduran y aprenden los vamos cambiando de grupo. Lo normal cuando empiezan, es que los niños hagan dos sesiones a la semana y los adultos tres.

Nosotros en nuestro club cuando empezamos, afortunadamente tuvimos muchos niños, decidimos que los más pequeños, los de 6 años, solo hicieran un día a la semana. Luego agrupados por edades dos.

Algunos padres como los niños tienen otras actividades, les parece que, si el niño que ha empezado de pequeño con un día, sigue con un día a la semana, mantiene su relación con el Judo, seguirá pasando de cinto, no perderá el año y…

Pero no es así. Con un día a la semana, a los Profesores de Judo nos resulta complicado que el Judo llegue a gustarle. Para conseguir que algo nos guste, tenemos que llegar a hacerlo bien. Algo nos gusta porque lo dominamos y haciendo Judo un día a la semana nos va resultar difícil dominar nada. El niño que solo practica un día se va dando cuenta de su “torpeza” con relación a los que practican dos días, se empieza a encontrar desfasado. Empieza a no encontrarse a gusto y termina dejándolo.

Todos tenemos la experiencia con nuestros alumnos. Nos encontramos con un alumno que ha sido constante y que  ya es cinto marrón. Le proponemos entonces la posibilidad de preparar el paso a 1º dan y nos dedicamos a él de una manera más especial.    

Durante las sesiones hacemos porque conozca el programa y vaya trabajando mejor los movimientos. Tratamos de quedar con él y su compañero fuera de las sesiones normales para preparar específicamente el examen y dedica muchas mas horas a hacer Judo.

Todo esto le hace progresar. Llega el examen, obtiene su primer dan, y siendo cinto negro ya hace mejor. Pero ¿hace mejor ahora porque es cinto negro, o es cinto negro porque ha llegado a hacer mejor?

Evidentemente se ha entrenado más. Ha dedicado un mayor tiempo, ha entendido el Judo, hace mejor, es mejor y por eso ha pasado a cinto negro.

Pasa lo mismo con un competidor. En un momento determinado, nuestro judoka participa en una competición y lo hace más o menos bien, pero el caso es que muchas veces, aun perdiendo, le gusta. De alguna manera la competición le engancha.

Entonces para que pueda participar en las siguientes con cierta autonomía le proponemos entrenarse más, entrenarse mejor. Emplear más tiempo a trabajar su movimiento especial, un sistema de competición, la preparación física, y nuestro judoka dedica más tiempo a su aprendizaje de Judo a su preparación, y el Judo y todo lo que la competición de Judo conlleva lo va asimilando, progresa más y llega a hacer mejor Judo. Se pone más fuerte y como se encuentra mejor entrenándose, y le dedica más tiempo, los movimientos le van saliendo con más facilidad, y el Judo le va gustando más.

Mi alumno David Crespo, que estudia Psicología, me dice que todo es un problema de actitud, de objetivos y de mentalización. Que nuestros alumnos tienen que querer, tienen que plantearse metas y tratar de cumplirlas.

Con lo que estoy totalmente de acuerdo, pero entiendo que, para plantearse metas, el Judo tiene que llegar a gustar, porque a todos nos gusta algo cuando lo sabemos hacer bien.

Y somos responsables los Profesores de conseguir que el Judo que el Judo guste a nuestro alumno, proporcionando el ambiente adecuado para que, practicando el tiempo necesario se sienta cómodo realizando los movimientos, que consiga que le salgan de manera natural, para que, como dice el psicólogo Bernabé Tierno, estos se conviertan en hábítos, y que estos hábitos promuevan y refuercen las actitudes.

Y como sigue diciendo el Profesor Tierno para educar las actitudes hay que:

1.- Ilusionar, animar y despertar el deseo e interés por repetir la conducta deseada.

2.- Facilitar la imitación de modelos positivos. “La Palabras mueven. Los ejemplos arrastran”.

3.- Pasar a la acción

4.- Controlar y evaluar la propia conducta 

5.- Comprometerse voluntaria y públicamente en la formación de hábitos

En cualquier deporte en un entorno de equipo nacional, se realizan un mínimo de dos sesiones diarias. Los equipos nacionales de Judo en las concentraciones a parte del trabajo físico, se entrenan al menos dos veces al día.

Los judokas que resultan medallistas en los campeonatos autonómicos, nacionales e internacionales, empiezan practicando dos o tres días por semana, y terminan entrenándose hasta dos veces todos los días. El Judo ha llegado a gustarles, y lo hacen bien, y aunque pueda resultarles duro se entrenan y en consecuencia son los que luego obtienen resultados. “El que algo quiere, algo le cuesta”.

Concluyendo que una sesión a la semana a partir de cierta edad, entiendo que es poco para conseguir que el Judo guste de verdad y que esto haga que nuestro Judoka progrese.

Y aunque no busquemos resultados en competición, ni pretendamos ser campeones de nada, s queremos que el Judo guste a nuestros judokas, les haga progresar física y mentalmente, y puedan llegar a integrarlo en sus vidas, tenemos que tener en cuenta que para que llegue a gustarles, tienen que realizar en cualquier momento de su aprendizaje, más sesiones de Judo a la semana.