José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo
No se donde he leído últimamente, el valor de las tres Des, que en la vida de las personas son vitales para conseguir algo.
Deseo, Determinación y Disciplina.
Cuando yo empecé a hacer Judo, imagino que como a todos, me hacía ilusión el tema de los cintos. Recuerdo que lo que me gustaba de verdad, era pasar con mis amigos del colegio al club que habían abierto cerca, y con ellos, ponernos el “kimono”, y con esa vestimenta especial, aprender y hacer los movimientos de Judo, y luego “luchar con Judo.”
Aprendiendo y demostrando conocer una serie de movimientos, se nos pasaría a cinto amarillo. El día que se nos examinó, nos dijeron que a partir del próximo día, ya nos podíamos poner el cinto amarillo.
El aspecto de la sala en la siguiente sesión, parecía un gallinero lleno de pollitos amarillos. Cuando me encontré con mi amigo del colegio Antonio Albiñana le dije: “Ya soy cinto amarillo”, me contestó “qué miedo”, haciendo un gesto como de defensa.
Y yo era cinto amarillo, pero mi obsesión era tener un cinto más avanzado, como verde o azul, el negro entonces me parecía inaccesible, pero algo que fuera más oscuro, me parecía más digno.
Cuando en el ascensor de casa, algún vecino, que sabía por mi madre que había empezado a practicar Judo, me preguntaba que cinto tenía, confesar que era cinto amarillo, me parecía poco y casi me daba hasta vergüenza decirlo.
Hoy soy 8º dan, y mis actuales vecinos, y muchos conocidos no saben ni a qué me dedico. Conocidos de toda la vida y familiares naturalmente que lo saben. Ahora que, los hijos de mis hermanos, mis sobrinos, tienen niños, me encuentro que tengo sobrinos nietos.
Mis sobrinos, se encuentran con unos niños que tienen que educar, y se acuerdan de que su tío lleva toda su vida tratando de enseñar Judo a niños. Les parece que el Judo puede ayudarles en su tarea, y deciden que sus hijos puedan hacer Judo. Me preguntan y me encuentro con sobrinos nietos en mis sesiones.
Mi alumno David Crespo me pregunta, pero ¿tienen idea en tu familia tu nivel y quién eres tú verdaderamente en el mundo del Judo?
Y aunque yo no siento que sea nadie importante en el mundo del Judo, tengo que admitir que empiezo a ser de los mayores.
Cuando conocí por primera vez un 8º dan, fue en el Temple sur Lot al maestro japonés Shozo Awazu. Y ver, tratar y conocer a un 8º dan de cerca, me parecía un sueño.
Cuando en el Torneo de París veía a Courtine, a Pariset, a Geesing y a japoneses, que yo no reconocía entonces, pero que seguro eran importantes y altísimos grados, en el palco presidencial, no podía creérmelo y los “investigaba” al máximo.
A partir de allí, he conocido a algunos, y me he relacionado con figuras del Judo importantes hasta novenos danes. Con el campeón japonés el maestro Fujii, por circunstancias, lo he tratado y he convivido con él.
El maestro Le Berre, cuando viene por Zaragoza duerme en mi casa.
Y atendiendo a estas máximas: “Júntate a los buenos y serás uno de ellos” y “Dime con quién andas y te diré quién eres”, cuando he tenido oportunidad, he tratado de aprender de ellos, así como de otros, que sin considerarse “grandes del Judo”, y sin tener un alto grado, me han aportado en ocasiones muchas enseñanzas del Judo y de la vida.
En la página de la Española que aparezco desde 2014, con un artículo cada 15 días, figura mi grado de 8º dan.
Los jóvenes que entren en la página y lean mis artículos, pensaran de mí, aunque yo no me vea así, como un mayor, que ya no sabe más que escribir y opinar de Judo.
En el club de Judo Las Fuentes, junto con mi socio Jesús Sánchez, vamos a hacer en cinco años, los 50 desde que empezamos.
Y siempre hemos sido nosotros los que hemos impartido las clases. Empezamos con ventipocos años. Los dos tenemos ya el pelo blanco, los dos somos octavos danes, y los dos ya hemos llegado a hacer lo que queríamos con nuestra vida. Vivirla en el Judo.
Y para eso y sin saber expresamente la existencia de estas tres Des, nos volcamos con ellas.
Deseo: porque es lo que más queríamos,
Determinación: porque pusimos y hemos puesto los medios para poder hacerlo.
Disciplina: porque hemos sido constantes, y perseverado para conseguirlo.
Cuando los miércoles por la tarde me enfrento en la sesión de pequeñitos de 4, 5 y 6 años, me digo: ¿qué pensaran ellos?
Posiblemente sus abuelos son más jóvenes que yo, o rondamos la misma edad, y se preguntaran: ¿qué hace un mayor como mi abuelo, vestido de Judo, descalzo, y poniendo malas caras cuando no hacemos lo que nos dice?
Pero ahí estamos al pie del cañón, haciendo lo que hemos hecho toda nuestra vida y esperando cumplir los cincuenta años. Luego ya veremos.
Como dice Thomas Chalsmer:
“La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar, y alguna cosa que esperar”.
Y metidos en nuestro mundo del Judo, cómo tantos, y con el club abierto, como Profesores de Judo, siempre hemos tenido algo que hacer, desde el mantenimiento material y burocrático del club, hasta la planificación y preparación de temporadas, clases, competiciones, cursos, campeonatos, sesiones…
Todos hemos tenido a quien querer, alumnos y amigos de toda la vida, relaciones que, aunque no hayamos formalizado han existido…
Y hemos estado a la espera de cosas, desde resultado deportivos, hasta acontecimientos y hechos relacionados con nuestra vida, con las vidas de nuestros amigos y alumnos, que asumimos como nuestros, y que hemos vivido y vivimos con verdadera ilusión.
De manera que, Deseo, Determinación y Disciplina, han hecho que, los Profesores de Judo, hayamos podido vivir nuestra vida dedicándonos a lo que más nos gustaba y decidimos hacer. Y de esta manera, es como ha influido en nuestras vidas, el valor de las tres Des