Porque es seguro que todos los que han resultado medallistas han seguido una planificación junto con sus entrenadores, la han cumplido, se han entrenado y preparado el campeonato con seriedad.
El Judo de competición más que injusto es ingrato. Ingrato en cuanto hay solo un campeón, siendo seguro que son muchos más los que también se han preparado, dedicado mucho tiempo e ilusión y entrenado para ganar.
En una ocasión, un judoka del club, junior de primer año, después de participar sin éxito en la fase final del Campeonato de España, al realizar la evaluación, en el momento de fijar objetivos para la siguiente temporada al ver la planificación, me dice: “lo que no sé si valdrá la pena hacer todo esto para luego a lo mejor perder otra vez”.
Ante esta actitud, mi contestación fue todo un interrogatorio. ¿A ti te gusta el Judo? Por supuesto, dijo él. ¿Te supone un esfuerzo especial ir al club y entrenar cada día?
En absoluto, voy muy a gusto me lo paso muy bien y disfruto haciendo Judo, contestó. ¿Te llevas bien con tus compañeros en el club? Son mis amigos, entreno con ellos y cuando salgo por ahí, también voy con ellos, respondió.
Animado por estas respuestas mi reflexión fue muy sencilla.
“El hecho de tener que entrenar te hace organizar mejor el tiempo de estudio, las salidas, los tiempos de diversión y de descanso, en definitiva ayuda a ordenar tu vida. Para competir tienes que dedicar además un tiempo importante a la preparación física, quitándote de otras formas de ocio menos aconsejables en beneficio de tu salud.
Muchos fines de semana tienes que viajar a competiciones lo que te hace conocer lugares distintos y hacer amigos dentro y fuera del Judo. De esta manera llevas una vida mucho más ordenada y coherente que muchos jóvenes como tú, pero que no han tenido la fortuna de integrarse en un grupo deportivo como el tuyo. Además cuando practicas Judo estas con tus amigos.
Resumiendo, el Judo de competición ayuda a ordenar tu vida, a aprovechar mejor el tiempo, estudiar o trabajar con una mayor competencia, llevar una vida más sana en el ambiente que has elegido y te satisface”.
Después de analizar esta reflexión, cada uno es muy libre de sacar su propia conclusión, la mía sin lugar a dudas es que el Judo de competición, durante una fase en la vida del judoka es recomendable y hasta necesario y aunque “injusto o ingrato”, vale la pena.
Hasta aquí era el borrador de este artículo sobre el Judo de competición del que yo, para que lo voy a ocultar, me sentía satisfecho. Como habitualmente hago con mis borradores cuando las circunstancias lo permiten se lo dí a leer a mi amigo Raúl Merino de Torrelavega, que es una persona objetiva, con las ideas muy claras, ecuánime, reflexivo, coherente en sus juicios, con una forma de pensar, con la que me identifico claramente y siempre cuando lee mis borradores, surgen comentarios que me ayudan a aclarar ideas y completarlos.
En este caso aunque gustándole e identificándose con el contenido, me hizo ver la contradicción que este articulo encierra en cuanto que un judoka “de competición” después de leer este articulo e incluso gustarle podría pensar “bueno, pues entreno por todo lo que la práctica del Judo me va a aportar, pero como no voy a ganar, tampoco tengo porqué esforzarme mucho”.
Es evidente que la practica de Judo, en cualquier circunstancia, además del beneficio que reporta la actividad física, siempre será altamente beneficiosa para todos por todos los valores que de por si el Judo encierra, pero no es ese ahora el tema que nos ocupa, el tema que estamos tratando ahora es el Judo de competición y el Judo de competición lleva implícito, o debería llevar inherente el deseo, el objetivo y la ilusión de ganar, de quedar primero, cuando menos de subir al podium y es esa la razón por la que el judoka se va a esforzar en el entrenamiento y es por esa ilusión de ganar que el judoka va de alguna manera a organizar su vida alrededor del Judo y es ese Judo, el Judo de competición, el que va a influir en la formación del judoka, como deportista y como persona y es ese Judo el que aunque a veces resulta “injusto o ingrato”, su practica, (con el objetivo de ganar), merece la pena.