José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

Entro el lunes 25 de enero en la página de la Federación, y me entero del fallecimiento de Paco. Al poco rato un mensaje de mi amigo y socio Jesús Sánchez: “Ha fallecido Paco Valcarcel”.

Hacía unos días, con motivo de que en unos años el club de Judo Las Fuentes cumplirá 50 años, habíamos estado hablando de los clubes más antiguos de Judo de España. Y Jesús me había dicho: “el que más sabe de esto, seguro que es Paco Valcarcel”.

Días más tarde hablando con mi amigo Raúl Merino de Torrelavega del tema de los 50 años, cuando se entera del comentario de Jesús, se nos ocurre que, por medio de su sobrino José Luís con el que Raúl tiene trato, concertar una cita con Paco, para que nos cuente todo lo que le queramos preguntar.

Aunque ahora ya no va a poder ser.

Y me quedo pensando en los momentos que lo traté, que en mi caso fueron nada, si los comparamos con cualquier judoka de la Federación Madrileña.

Yo a Paco, lo empecé a tratar por teléfono, cuando había un cupo de participantes para los campeonatos de España y en la Federación Aragonesa queríamos llevar alguno más y era “requisito indispensable” que Paco diera el visto bueno.

Y tengo que decir que en “mis negociaciones” nunca me puso grandes problemas.

Lo empecé a conocer más y en persona, cuando Alejandro Blanco me propuso el cargo de entrenador juvenil.

Recuerdo la primera vez que fui a una reunión en la Federación Española.
“Ya tenía ganas de ficharte”, me dijo al darme la mano.

Y lo seguí conociendo en reuniones, campeonatos y cada vez que tuve algún asunto que tratar y acudí a él.

“¡Lo ha dicho Paco…!” era una frase que oías a quien, en una competición o un campeonato que se celebraba, quería justificar lo que estaba haciendo. Y con ese ¡lo ha dicho Paco! Cerraba la boca a cualquiera.

Paco tenía una capacidad de trabajo increíble y era un trabajador infatigable. Conciliador y organizador, tenía una cabeza estructurada por y para el Judo.

Porque Paco era igual de temido, que respetado y querido. Y ese respeto se lo había ganado. Porque Paco siempre estaba al pie del cañón para atender a cualquiera.

Imagino que tendría sus horarios, pero en lo que yo lo conocí, en la Federación Española estaba siempre. Y si en la Española estaba, en la madrileña que de alguna forma era “su casa”, cómo no iba a estar.

Estaba siempre y el primero en los Campeonatos, por lo menos en los de España, que es a los que iba yo, y hasta el final.

Creo que fue en el 85 en Ávila, en una concentración que hacía la madrileña de sus sub-18, que en aquellos momentos llevaba Mariano Gracia, y yo tenía un grupo importante de esa edad, cuando compartí tapiz con él en judogi. Él junto a Mariano Gracia explicaban las técnicas que aplicaban a momentos del combate.

Y se nos ha ido Paco. Imagino, cómo ahora en la Madrileña y en la Española, “todos sus trabajadores”, y judokas que pasen por la federación, estarán haciéndose a la idea de que no lo volverán a ver aparecer por allí.

Yo perdí una hermana en agosto pasado. Era médico, vivía en San Sebastián y venía a menudo por Zaragoza. Aún no me he hecho a la idea de no verla aparecer.

Se volverán a hacer competiciones. Volverá a haber campeonatos de España como los de antes y cuando estemos en el pabellón miraremos hacia la mesa central, esperando ver en el centro y como siempre a Paco, pero ya no lo veremos.

Y nadie podrá negar su trabajo en las Federaciones Madrileña y Española. Nadie podrá negar su dedicación y entrega al Judo.

Como titula el libro que me regaló en el último campeonato de España, que estuve sentado junto a él:

“Francisco Valcarcel Robles. Una vida por y para el Judo”.