Desde la RFEJUDO, nos sentimos profundamente orgullosos de acciones como esta, que reflejan el espíritu más noble del judo: el servicio a los demás, el respeto, la perseverancia y la solidaridad.
Desde el pasado 25 de febrero y hasta el 22 de abril, el maestro nacional Francisco Olivenza Gutiérrez, cinturón negro 3.er Dan de judo, está desarrollando una iniciativa solidaria de gran valor humano e inspirador. Su proyecto se desarrolla en el Orfanato NAD, en Nuadibú (Mauritania), gestionado por la ONG española Un lápiz, un dibujo.
Judo por y para la infancia más vulnerable
En este orfanato, donde muchos de los niños y niñas fueron abandonados al nacer, Olivenza imparte clases de judo para menores de entre 4 y 12 años. Con escasos recursos pero con enorme ilusión, el maestro consiguió reunir ocho esterillas de judo de diferentes tamaños. A pesar de ello, el espacio es limitado: en ocasiones, se imparten clases a más de una docena de niños en tan solo seis metros cuadrados, mientras otros practican actividades al aire libre.
“El judo se convierte en un refugio, en un espacio de respeto, juego y aprendizaje para estos pequeños. Agradezco profundamente todo lo aprendido en el seminario de Judo for Peace de la IJF en Drammen (Noruega), porque me ha ayudado a organizar estas sesiones y a disfrutarlas desde una nueva perspectiva”, explica Olivenza.
Además del orfanato, también imparte clases en la Misión Católica de la ciudad, donde entrena a un grupo diverso compuesto por diez niños, cinco adolescentes, dos jóvenes y una mujer senegalesa cinturón marrón, todos unidos por el amor al judo y las ganas de aprender.
El proyecto ha contado con el apoyo y seguimiento tanto de la RFEJUDO como de la Federación Mauritana de Judo, a quienes Olivenza mantiene informados de la evolución de esta actividad solidaria.
Francisco Olivenza ha querido dedicar esta experiencia al recuerdo del difunto Jan Eirik Schiotz, exdirector de la Comisión Judo for Peace, y a Nicolas Messner, actual director, por su inspiración y guía. También expresa su gratitud a la RFEJUDO, que ha respaldado su labor humanitaria dentro y fuera del tatami.
Con humildad y pasión, Olivenza lanza un mensaje claro: “Animo a todos los jóvenes judokas, capaces y dispuestos, a atreverse a emprender un proyecto de este tipo. Es muy gratificante y enriquecedor”.
Desde la RFEJUDO, nos sentimos profundamente orgullosos de acciones como esta, que reflejan el espíritu más noble del judo: el servicio a los demás, el respeto, la perseverancia y la solidaridad.