
José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo
Un mantra según el budismo, es una frase a modo de oración que se repite durante el culto, como apoyo para la meditación. En nuestra cultura, un mantra es una frase, sinónimo de consigna, eslogan o lema.
En nuestra vida como Profesores de Judo seguro que todos tenemos nuestros mantras. Frases que pensamos, que nos repetimos y decimos, o que decimos a nuestros alumnos y que nos ayudan en el día a día.
Mis mantras, que han surgido durante mi vida de Judo, algunos que he escuchado a maestros, amigos y alumnos, y como me han gustado los he hecho míos, además de emplearlos a diario, los he plasmado como títulos en muchos de los artículos que ahora escribo y que sube en la página de la Española, el informático de la RFEJYDA Alfonso Escobar.
A continuación, voy a exponer algunos que uso a diario que considero que me ayudan, y trato de que puedan servir a mi gente en su vida y en el momento de hacer Judo.
“Sin entrar en detalles”, es como apostillaba antes de dar su respuesta, cada vez que se le preguntaba al mítico Pepín Bustos, cómo se encontraba.
“Y no le preguntes a una persona mayor como se encuentra, porque te lo cuenta”, seguía Pepín, diciendo tras el saludo.
“¡No te justifiques!”, decía el maestro José Luís De Frutos, cuando al corregir a un alumno, este, trataba de argumentar lo que estaba haciendo,
«Es bueno para todos…», a raíz de un viaje a Japón con algunos alumnos, al regresar y estos entrenar de una forma más contundente, los entrenamientos, seguro que a nivel de club resultaban más duros, pero en alguna forma subían el nivel de todos.
“Si cuando vas a coger un tren llegas un minuto tarde, pierdes el tren”, decía el maestro Cesar Páez en los cursos de entrenadores, para hacernos ver la importancia de la puntualidad en las sesiones y entrenamientos.
“¡Hay que verlo!”, es la respuesta de mi amigo y socio, el maestro Jesús Sánchez, ante alguna pregunta sobre acciones y proyecciones que se habían producido en un combate.
“¿Estás entero?”, pregunta que hago muchas veces a mis alumnos, para comprobar su estado antes y después del entrenamiento.
“Lo importante es hacerlo”, decía en maestro checo Vladimir Barta, refiriéndose al hecho de entrenarse.
“No puedo más”, también contaba el maestro Barta, cuando un alumno suyo, en medio de un entrenamiento o mitad de una carrera, se paraba de repente y decía ¡no puedo más!, a lo que el maestro respondía: ¡si no puedes más, es que estás muerto!, haciéndole ver que sí que podía hacer más, que podía seguir.
“¡Que hablamos de Judo!”, surgió a raíz de eliminar la competición para pasar de grado.
“Deja de llorar”, a veces nos llega un alumno que se queja de todo. Que hace frío…, calor, que le ha costado aparcar, que han venido pocos, muchos…, que el judogi le parece duro, que le duele (rodilla, muñeca, lumbares…) y hay que decirle ¡deja de llorar!
“Al final nadie te preguntará lo que te ha costado sino lo que eres”, comentario que hacía mi madre, refiriéndose a nuestros estudios cuando estos no iban muy boyantes.
“El que algo quiere, algo le cuesta…”, decía mi abuela María, cuando apreciaba como a veces sus nietos, no nos esforzábamos lo suficiente por conseguir algo.
“Con discreción, que se note que somos judokas…”, surgió a partir de “con elegancia que se note que somos judokas”, que decía mi alumno Saúl Nafría a sus compañeros cuando se preparaban para salir de marcha, y me pareció más oportuno recomendarles que, sin dejar de ser elegantes, fueran discretos
“Hasta el rabo todo es toro”, es la aplicación de un dicho popular, y que, aplicada en un combate de Judo o una competición, hasta que el arbitro no anuncia el final del tiempo, o termina la competición, cualquier cosa puede pasar.
“Razón de técnica”, con esa frase zanjaba el Maestro Uzawa, cualquier explicación o discusión que se producía, y que él alegaba, a razón de técnica.
“¡Qué bueno soy!”, no sé de donde la he sacado, pero cuando acierto en algo, o soy consciente de que hago bien las cosas, reconocerme “bueno” y decírmelo, me ayuda a seguir adelante.
“No se trata de hacer por hacer”, en las sesiones si se hace uchi komi se hace uchi komi, si se trabaja técnica, técnica, si randori, randori, no se trata de perder el tiempo, como a veces se pierde, y hay que explicarlo.
“Rutina, bendita rutina”, frase que decía mi madre, tras un periodo de vacaciones en que se le llenaba la casa de hijos y nietos, y ella disfrutaba, y aunque agobiada, pasaba feliz, pero que volviendo a la normalidad de la vida diaria le salía decir: rutina, bendita rutina.
“Y primavera, verano, otoño, invierno, primavera…”, es el devenir del tiempo, el cambio de estaciones, acaba un curso y empieza otro, se celebra un campeonato y empezamos a preparar el siguiente, se celebra un paso de grado y pensamos en trabajar el próximo, una camada de infantiles se hace cadete, y tenemos nuevos infantiles, y primavera, verano, otoño, invierno…
“¡Y no pasa nada!”, mantra o frase que provoca sensaciones parecidas a ¡qué bueno soy! Ante una dificultad, un problema o una situación complicada, pararnos a pensar. Analizarla y ver que no es ni tan importante, ni tan complicada. Y repetirnos que ¡no pasa nada!, es una forma de evitar agobiarnos con la situación.
“Movemos ¿o qué?”, llegando al club, incluso ya sobre el tapiz, a veces nuestros judokas empiezan a hablar y a discutir, y como hay que empezar, a mí me sale decir: movemos ¿o qué?
“Poco a poco”, el Judo no se aprende todo de una vez. Durante el aprendizaje, además de saber como se realiza cada técnica, hay que ir asimilando sensaciones.
“Chuleando a tope”, frase que empleaba el maestro Chung, cuando sus alumnos compitiendo lo hacían bien y ganaban, o cuando en alguna situación, él salía boyante, y entonces podía “chulear a tope”.
“Te vuelve a tocar”, el maestro Vladimir Barta, indicaba que a veces en un combate, cuando tiramos y conseguimos ventaja, adoptamos una actitud como que ahora le toca atacar al otro, y decía que no es una vez cada uno, que a nuestro rival no le toca nunca, y que a ti te vuelve a tocar.
“¿Y si no viene nadie?”, es la pregunta que hago a veces al alumno que llega primero y se sienta a esperar la llegada de sus compañeros, tratando de mitigar, poniéndome en el peor de los casos, la ansiedad que puede tener él y que me empieza a invadir a mi, ante la incertidumbre de los que pueden venir.
“¡Dejad de miraros!”, cuando nuestros alumnos se encuentran frente a un compañero, sin tomar la decisión de empezar
“No hagas caso”, ante una pequeña molestia que nuestro alumno tiende a magnificar, le intento hacer ver que es eso, una pequeña molestia y que hay que tratar de no darle mayor importancia.
“¿Bien no?”, confirmar tras el entrenamiento realizado, que sale satisfecho, lo que nos tranquiliza y nos hace sentir que hemos cumplido.
“La de después de entrenar”, a raíz de las preguntas que hacía el maestro Navarro, como, el desequilibro en de ashi barai, el movimiento más peligroso, el más eficaz, surgió, el de la mejor cerveza.
“Y no es importante”, hay días en que te sientes agobiado por una situación. Te paras a pensar, analizas lo que pasa, comparas y ves que no es tan importante.
“Buscando sensaciones”, es lo que tratamos todos los profesores de Judo, en nuestras sesiones, mediante el calentamiento, a hacer llegar a que nuestros alumnos tengan las mejores sensaciones para poder trabajar.
“Recuérdame quien eres”, situación que se da en ocasiones, cuando en el club entra un adulto sonriente y saludador, que se ve que él sabe donde va, con quien se va a encontrar, y a quien quiere saludar, pero tú lo miras, te suena, pero no le pones nombre porque dejó de venir hace tiempo, y te sale preguntar, cuando te mira sonriente, recuérdame quien eres…
“Gente importante”, cuando nos enteramos que alumnos nuestros han acabado sus estudios, se han graduado, encontrado trabajo, tienen un puesto relevante, y aunque para nosotros siempre lo sean, nos hace ver como en la sociedad se han hecho hueco y también importantes.
“No hay que hacerlo todo hoy”, es lo que decimos cuando aparece un alumno después de un tiempo sin practicar y parece que tiene prisa por hacerlo todo sobre el tatami…
“Repetir, repetir, repetir”, es la base de todo aprendizaje. Y en Judo más.
“Todo es Judo”, entrar en el club con respeto, saber esperar, saber estar en todo momento, hacer caso a los mayores, en el tatami, respetar a sus compañeros, cuidar las formas y practicar los movimientos, todo es Judo.
“Jugando, jugando, jugando”, durante las sesiones es la forma de indicar y pasar al momento del randori, sobre todo con los más pequeños… Es el momento de empezar a jugar… con Judo.
“¡Y sin enterarnos!”, cuando uno de nuestros niños acaba sus estudios, encuentra trabajo se independiza y se pone a vivir por su cuenta…, y somos conscientes de cómo se nos ha pasado su vida… y también la nuestra…
“El boca a boca”, como dice mi alumno Saúl Crespo es una buena forma de publicidad. Cuando se incorpora un niño a nuestras clases y sale contento, y sus padres lo ven feliz y entusiasmado con su nueva actividad, se convierten en nuestros mejores publicistas.
“Lo mejor, nuestros judokas”, para nosotros, evidente
“Horas de Judo”, a raíz de la pregunta ¿qué me falta maestro? de un aspirante a primer dan, con una manifiesta falta de forma en los movimientos. Metió horas, solucionó esa falta de forma, obtuvo su cinto negro y ahora es un pilar para sus compañeros en su camino.
“Arrancando”, respuesta a ¿qué tal vamos maestro? a principio de curso o después de unas vacaciones y estamos dispuestos a retomar las clases.
“Los importantes son los que vienen”, situación que se produce cuando hay fiestas, puentes en el calendario, fue habitual durante la pandemia, y de tener el grupo numeroso pasamos a impartir “clases particulares”, pero en ese momento, los importantes para nosotros tienen que ser los que han venido.
“¿Te parece medianamente coherente?”, es el interrogante que hago a mis amigos Raúl Merino, Jesús Sánchez, David Crespo y a mis alumnos más cercanos, cuando recién escrito un artículo, les muestro un borrador para que me ayuden, opinen y aporten ideas.
“Que nuestros mayores problemas siempre sean estos” Cuando un amigo o un alumno, agobiado por una situación te cuenta su problema, y te das cuenta de que si, que es un problema, y que para él en ese momento es el que cuenta. De alguna manera el problema lo hacemos nuestro, analizamos la situación, nos damos cuenta y le tratamos de hacer ver, que no es para tanto. Y que nuestros mayores problemas siempre sean estos.
“Y todo el día por delante”, es cuando después de un entrenamiento pronto por la mañana, cargados de endorfinas y de buenas sensaciones, mis alumnos salen de su sesión y se disponen a enfrentarse a sus obligaciones, cuando habiendo cumplido el primer asalto, queda todo el día por delante. Ya está, ya está, en voz bajita y sólo para él, es una forma de hacer ver a tu alumno que con buena voluntad, quiere ayudar, recogiendo la colchoneta, o poniendo orden en el tapiz, que se agradece su colaboración, pero que ya está, ya está…
“Día a día”, digo a veces a alumnos que vienen y pensando en un futuro próximo empiezan a divagar y a hacer planes, sin ser conscientes muchas veces de su nivel, ni tener mucha idea de donde hablan de meterse y de todo el proceso que implica el aprendizaje de Judo.
Y que mejor, día a día…
“Ya ves de fiesta”, es mi respuesta muchas veces a ¿qué tal estás José Ángel? Y algunos piensan que hablo de vacaciones, y no hablo de vacaciones, hablo de fiesta. Porque qué mejor fiesta para un profesor de Judo que estar entre amigos, con sus alumnos, haciendo lo que les gusta a todos. Aunque hay fiestas y fiestas. Las que nos gustan más y las que a veces nos gustan menos por según quien participa y como se conduce, pero en definitiva, de fiesta.
Concluyendo
Seguro que faltan algunos o muchos. Estos que he expuesto son los que he recordado y que yo, utilizo con frecuencia. También es cierto que todos tenemos los nuestros, y que han surgido o surgen, de situaciones que se suceden con nuestros alumnos en nuestras clases, en nuestra vida con el Judo, y que, de una forma u otra, todos nos podemos sentir identificados, lo que nos puede ayudar en nuestra labor, al no sentirnos solos, apreciar que a todos se nos presentan situaciones parecidas, y utilizamos y apreciamos el valor de los mantras.