José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

Comentando con mi alumno David Crespo, que me habían citado por teléfono con el cardiólogo, porque a raíz de que hace unos años tuve un síncope que diagnosticaron como vasovagal, he entrado en el listado de la Seguridad Social, y anualmente me citan para hacer una revisión del corazón.

Cuando en su momento se enteró mi alumno Carlos Rubén López, que es médico cardiólogo, me dijo que me pasara un día por el hospital donde él estaba de guardia para hacerme un chequeo.

En el hospital mi alumno Carlos Rubén, no era Carlos. Era el doctor López Perales, y fui testigo de la consideración que se le tenía, y de cómo médicos, compañeros suyos y personal sanitario lo trataban.

Para mi era Carlos Rubén al que conozco desde jovencito, que empezó Judo con mi amigo Paco Gracia, luego se vino al club y ha compaginado el Judo y la carrera obteniendo en su momento en las oposiciones del MIR el número 41 en España de esa promoción.

Y cuando le comenté a David que el que me había hecho en su momento una revisión a fondo había sido Carlos, y la deferencia con que se le trataba en su trabajo, dijo: “maestro, ¡es que estamos rodeados de gente importante!”, y comenzó a enumerar nombres de alumnos del club con cargos y profesiones relevantes.

¡Y además es que tenemos de todo!, y siguió enumerando alumnos, trabajos y profesiones.

“Lo mejor de todo, dije yo, además pensando que es así, es que todos sois importantes, y que todos, cada uno en lo vuestro, sois muy buenos”. Y seguí añadiendo nombres y poniendo ejemplos a su lista.

De muchos de mis alumnos, conozco sus comienzos en los estudios, dudas y problemas que tuvieron y cómo los solventaron, y se de los trabajos que en ocasiones realizaron mientras estudiaban.

El mismo David que está acabando Psicología, lleva toda la carrera trabajando en Decathlon, compaginando sus horarios de estudios con sus horarios laborales, y saca tiempo para entrenarse.

Se está preparando para 4º dan, es monitor de Judo y también imparte clase de Judo en colegios.

De mis alumnos he vivido en muchos casos, los tiempos de cuando acaban los estudios y empiezan a trabajar, sus comienzos laborales, y la trayectoria que llevan. Y esto me hace recordar y me lleva a buscar un artículo que escribí en su momento.

El artículo que he buscado es “Porque algo tendrá que ver”, que me sonaba que tocaba el tema, que colgó Alfonso Escobar en 2015 en la página de la Española y que ahora al recuperarlo veo que viene con sorpresa, pues viene embarazado. Yo no me acordaba, de un artículo anterior colgado en Arajudo, “Otro escudillado”, que me gustó recordar, y viene como anillo al dedo a este apartado de Gente importante.

Porque algo tendrá que ver
El día 1 de enero de 2010, Jesús Asensio colgó en Arajudo esta reflexión que le mandé para comenzar el año. No recuerdo qué, ni quién la motivó, pero sé que la escribí por entonces. Hacía la número 40 que mandé a Jesús para que colgase en Arajudo.

“Otro escudillado”
(Escudillar: en aragonés, puede tener el sentido de terminar los estudios, de salir adelante, “otro que sale adelante”)
Escudillar es un verbo que empleaba mi madre, profesora de lengua y literatura cuando alumnas que habían pasado por sus manos, con las que guardaba relación, pasados los años le llamaban para informar que habían terminado su carrera o que se habían iniciado en un trabajo. Su comentario entonces solía ser, “otra escudillada”.
Los profesores de Judo tenemos una peculiaridad que nos diferencia de cualquier profesor de otra materia y es que iniciamos muchas veces la andadura con un niño cuando tiene 5, 6, 7 años y “lo soltamos” cuando tiene…bueno, a veces no lo soltamos.
Durante todo este tiempo, asistimos a su vida deportiva, entrenamientos, pasos de cinturón, cambio de curso en el colegio, de grupo en Judo, lo acompañamos a cursos, concentraciones, lo llevamos a competiciones seguimos sus pasos de grado, sus primeros combates, y asistimos a sus primeras alegrías cuando gana, y sus decepciones cuando pierde.
Lo vemos crecer, vemos su evolución, sus cambios de edad y de humor, su vida en el colegio, sus pasos de curso, como va forjando su carácter, y nos preocupamos por como organiza su vida alrededor del Judo.
En algunos casos vivimos muy de cerca toda su evolución, su crecimiento, y sufrimos todos sus “problemas”, nos implicamos y le ayudamos a solucionarlos. En ocasiones acude a nosotros antes que a sus padres para confiarnos “sus problemas”, y ahí estamos para escucharle, aconsejarle y de alguna forma contribuimos y somos responsables de cómo se va desarrollando su vida.
Evidentemente el responsable de su vida es él mismo, y los responsables más próximos sus padres, pero no cabe la menor duda de que nuestro judoka que dedica un tiempo importante de su vida al entrenamiento y al Judo, de alguna forma de ese “enganche” y de esa dedicación al Judo, si que somos responsables.
Vivimos sus amistades, sus primeros escarceos, sus “amigas” su novia, su continuación en los estudios o incorporación al trabajo y toda la problemática que esto conlleva, y en alguna forma somos afortunados en cuanto que nos da la oportunidad de “participar y revivir situaciones pasadas”.
Por eso cuando nos comunica que ha aprobado la última asignatura de su carrera, que ha encontrado un trabajo, que se independiza, que se va a vivir con su novia o que se casa y lo vemos encauzado, nuestra sensación es de tranquilidad, de misión cumplida y nos hace pensar y decir “otro escudillado”.
Hasta aquí literalmente lo que decía la reflexión.
Este artículo ha surgido ahora cuando en estos últimos tiempos he asistido a cómo alumnos míos se han colocado, o ya colocados han asumido puestos de mayor responsabilidad en su empresa.

Porque algo tendrá que ver
Alguna vez los profesores, hemos tenido la situación de un alumno que en un momento determinado nos viene a plantear que solo quiere hacer Judo. Que le hagamos un plan de entrenamiento que solo quiere entrenarse y dedicarse al Judo, Esto se suele producir en la adolescencia, cuando nuestro alumno encuentra en el Judo todo lo que le llena y le satisface, y pletórico de salud y con una falta de madurez manifiesta, decide que “quiere tirar por ahí…”
A mí me ha sucedido en un par de ocasiones, y mi respuesta siempre ha sido la misma:
“Si solo quieres hacer Judo, no cuentes conmigo. El Judo que tanto te gusta te tiene que ayudar a crecer, a formarte, a estudiar y a labrarte un futuro. Si después de terminar tus estudios sigues queriendo ser Profesor de Judo, tendrás suficiente nivel de Judo para realizar los cursos establecidos y hacerlo, pero tu misión ahora es formarte y acabar tus estudios”.
En Japón los jóvenes después del high school pasan a la universidad.
Me comentaba un profesor de español en una universidad en Japón, que las empresas cuando van a las universidades a ofertar trabajo, tienen predilección por los judokas. Los judokas, han demostrado una voluntad especial madrugando cada día para entrenarse y cumplir con una disciplina que los ha hecho fuertes, tenaces y persistentes. El Judo les ha proporcionado también la capacidad para tomar decisiones y en las empresas los prefieren con estas cualidades.
Mi alumno Saúl Nafría cuando terminó ingeniería, encontró trabajo en un par de empresas de proyectos industriales para terminar en la empresa responsable de instalar y gestionar el tranvía en Zaragoza. Ahora le han buscado para trabajar en una empresa ferroviaria, de las más importantes que hay en Europa y que tiene su sede en Alemania.
Comentando con mi alumno Chema Laspuertas, “mi bombero”, que desde pequeño siempre quiso serlo, me hace notar cómo todos los judokas del club cuando acaban su formación, se integran con cierta facilidad en el mundo laboral.
Y dice que eso quizá no es casualidad. Que el hecho de hacer Judo quizá tiene algo que ver…
Preparando su tercer dan Jorge Pérez Bailón, me justifica que el viernes pasado no acudió a entrenarse porque tenía la ceremonia de graduación en la facultad. Jorge terminó Físicas en junio y ahora se prepara para hacer el doctorado.
Le pregunto sobre su futuro y me dice que una vez realizado el doctorado quizá pueda quedarse en la universidad. Y si no, ilusionado, me habla de otras opciones.
Cuando le comento la conversación que mantuve con Chema me dice que es cierto. Que quizá los judokas somos más resolutivos y tenemos ese afán de superación, voluntad, tenacidad, esa capacidad de sufrimiento, de resolución que nos hace resolvernos con mayor facilidad en el momento de integrarnos en el mundo laboral.
Al llegar a casa imprimí el listado de cintos negros del club, y me dediqué a repasar por nombres y tratar de recordar sus estudios y su situación laboral.
No tengo certeza de donde están trabajando todos, pero si la mayoría y contrasto que están bien situados, lo que sin ser directamente responsable me llena de orgullo.
Porque algo tendrá que ver…

Hasta aquí esta trilogía de: “Otro escudillado”, “Porque algo tendrá que ver” y “Gente importante”.
Tres artículos que de alguna forma describen como los Profesores de Judo, somos en muchos casos, mucho más que “el profesor o el monitor de Judo”, como se nos cataloga en algunos círculos, al hablar de los que impartimos las actividades extraescolares en los colegios.
Tres artículos que detallan ese tiempo de vida alrededor del Judo, que recorremos con nuestros alumnos.
Tres artículos que relatan nuestra forma de actuar, y demuestran que en su vida pasamos a ser relevantes y podemos ser también como ellos: gente importante.